¿Vivimos en un agujero negro?


Nuestro universo podría estar dentro de un inmenso agujero negro.

19 de febrero del 2014

Retrocedamos en el tiempo. Antes de que existiera el hombre, de que se formase la Tierra, antes que el sol, antes de la formación de las galaxias, antes incluso de que brillase la luz, tuvo lugar el Big Bang. Esto ocurrió hace trece mil ochocientos millones de años.

Pero, ¿qué pasó antes? Muchos físicos afirman que no hubo un antes: el tiempo empezó a contar en el mismo instante del Big Bang, y pensar en si hubo algo antes escapa al ámbito científico. Jamás comprenderemos una posible realidad previa a la gran explosión, ni de qué estaba hecha, ni por qué explotó para crear nuestro universo, ya que se trata de conceptos que escapan a nuestra capacidad de entendimiento.

Sin embargo, algunos científicos discrepan. Estos físicos teorizan que, un instante antes del Big Bang, toda la materia y la energía del universo en ciernes estaban compactadas en una partícula finita pero increíblemente densa, a la que podríamos referirnos como la semilla de un nuevo universo.

Esa semilla habría sido infinitamente pequeña, billones de veces más pequeña que las partículas más pequeñas que el ser humano ha sido capaz de observar. Y sin embargo, pudo desencadenar la producción de todas las demás partículas, de todas las galaxias, sistemas solares, planetas y todo lo que conocemos.

Si queremos bautizar a algo como “la partícula de dios”, esta semilla podría encajar.

¿Cómo se habría creado esta partícula? Una idea que ronda desde hace años, defendida por Nikodem Poplawski, investigador de la Universidad de New Haven, es que la semilla de nuestro universo fue forjada en el más grande de los hornos, en el que sería el medio más extremo de la naturaleza: el interior de un agujero negro.

Los multiversos se multiplican

Antes de seguir avanzando es importante saber que durante las dos últimas décadas muchos físicos teóricos se han convencido de que nuestro universo no es único, sino que formamos parte de un multiverso, una colección inmensa de universos independientes.

La cuestión de si estos universos estarían o no unidos entre sí es objeto de un vivo debate, basado en especulaciones que, al menos por ahora, son totalmente indemostrables. Pero una idea interesante sería comparar la semilla de un universo con la semilla de una planta: un pedazo de materia esencial, muy comprimida, protegida por una cubierta.

Esto describe con precisión lo que se crea dentro de un agujero negro. Los agujeros negros son cadáveres de estrellas gigantes. Cuando una estrella se queda sin combustible, colapsa hacia dentro. La gravedad lo atrae todo con una fuerza cada vez mayor, la temperatura alcanza cien mil millones de grados, los átomos se rompen, los electrones quedan destrozados, y todo se aplasta aún más.

La estrella, llegado ese punto, se ha convertido en un agujero negro, lo que significa que su increíble fuerza gravitacional es tan intensa que ni siquiera la luz puede escapar de él. El límite entre el interior y el exterior de un agujero negro se conoce como el horizonte de sucesos. Se han descubierto agujeros negros enormes, algunos millones de veces más grandes que el sol, en el centro de casi todas las galaxias, entre ellas en la nuestra, la Vía Láctea.

Preguntas sin fin

Si seguimos las teorías de Einstein para determinar qué ocurre en el fondo de un agujero negro, llegamos a un punto que tiene una densidad infinita y que es infinitamente pequeño, un concepto hipotético llamado “singularidad”. Pero en la naturaleza no suelen existir infinitos. La desconexión está en las teorías de Einstein, que ofrecen cálculos fascinantes para la mayor parte del cosmos, pero tienden a venirse abajo ante fuerzas enormes como las que existen en el interior de un agujero negro.

Algunos físicos, como el doctor Poplawski, afirman que la materia del interior de un agujero negro alcanza un punto en el que no puede seguir comprimiéndose. Esa semilla podría ser diminuta y tener el peso de mil millones de soles, pero a diferencia de una singularidad, es algo real.

El proceso de compactación, según Poplawski, se detiene porque los agujeros negros giran a una gran velocidad, seguramente cercana a la de la luz, y este giro dota a la partícula compactada de una gran torsión. Ya no es solo pequeña y pesada, sino que además está comprimida y retorcida, como una de esas serpientes de muelles que se meten dentro de una lata.

Y eso puede saltar de pronto, con un “bang”, que sería, en palabras del doctor Poplawski, un “gran bote”. En otras palabras, un agujero negro podría ser una especie de “puerta de un solo sentido” entre dos universos. Eso significa que si entrases en el agujero negro que hay en el centro de la Vía Láctea, sería concebible que tú (o las partículas que una vez formaron parte de ti) terminases en otro universo, que no está dentro del nuestro, según explica Poplawski. El agujero sería solo un puente, como una especie de raíz compartida por dos árboles.

De ese modo, nosotros y nuestro universo podríamos ser el producto de otro universo más antiguo, que sería nuestro universo madre. La semilla que dicho universo madre forjó dentro de un agujero negro pudo haber dado su “gran bote” hace trece mil ochocientos millones de años, y aunque desde entonces nuestro universo se expande a gran velocidad, podríamos seguir estando dentro del evento de sucesos de un agujero negro.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/vivimos-en-un-agujero-negro

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¿Mini agujeros negros que atraviesan la Tierra a diario?


3 de junio de 2011

Como si de fantasmas cósmicos se tratase, es posible que agujeros negros en miniatura atraviesen la Tierra diariamente sin crear ningún peligro, como sugiere un estudio reciente.

Esta nueva teoría pone fin al temor de que poderosas máquinas como el Gran Colisionador de Hadrones puedan crear agujeros negros capaces de tragarse el planeta.

Los autores del estudio creen que estos minúsculos agujeros negros tienen un comportamiento completamente distinto al de sus hermanos mayores, llamados agujeros negros astrofísicos o de masa estelar.

A pesar de tener la masa de aproximadamente mil coches, un mini agujero negro es más pequeño que un átomo. Con ese tamaño un agujero negro no podría atraer mucha materia y en su lugar atraparía átomos y algunas moléculas más grandes a órbitas circulares, al igual que los protones atraen a los electrones en los átomos.

Así, los autores del estudio llaman a los mini agujeros negros que atraen materia a las órbitas «equivalentes gravitatorios de los átomos».

«Estos equivalentes no pueden causar ningún daño», afirma el coautor del estudio Aaron VanDevender, investigador de la empresa de biotecnología Halcyon Molecular de Redwood City (California). «Un átomo asociado a un equivalente gravitatorio podría desprenderse e impactar contigo, pero ni te darías cuenta. Se trata de una cantidad de energía muy pequeña».

Un universo lleno de mini agujeros negros

Se cree que los agujeros negros astrofísicos se forman al chocar enormes estrellas moribundas, dejando cuerpos tan densos que ni siquiera la luz puede escapar de su empuje gravitacional.

Los científicos creen que varios agujeros negros astrofísicos pueden unirse y formar agujeros negros supermasivos que se encuentran en el centro de grandes galaxias, incluida nuestra Vía Láctea.

Aunque no podemos ver el agujero negro en sí mismo, los científicos pueden ver la luz del material extremadamente caliente que cae en el agujero negro, formando lo que se conoce como disco de acrecimiento.

Entretanto, las teorías afirman que se crearon muchos mini agujeros negros poco después del comienzo del universo, a medida que la materia densa se iba enfriando y expandiendo.

Según VanDevender, esa materia originaria no estaba distribuida de forma uniforme en el cosmos, por lo que algunas regiones del espacio eran más densas que otras.

«Debido a las variaciones aleatorias de la densidad [de la materia], algunos trozos formaron al principio agujeros negros», afirmó.

De acuerdo con el físico Stephen Hawking, los agujeros negros más pequeños deberían perder masa en forma de radiación y evaporarse en última instancia.

Sin embargo, la radiación descrita por Hawking nunca ha sido observada, por lo que el nuevo estudio supone que los mini agujeros originarios siguen existiendo en el universo.

Basándose en sus cálculos, VanDevender y su padre, J. Pace VanDevender, de Sandia National Laboratories en Albuquerque (Nuevo México), creen que uno o dos de estos mini agujeros atraviesan la tierra cada día.

Los mini agujeros negros son demasiado pequeños como para absorber mucha materia.

De acuerdo con el nuevo estudio, publicado online este mes en arXiv.org, la principal diferencia entre los agujeros grandes y los pequeños es lo que ocurre en el llamado horizonte de sucesos (lo más cerca que puede estar un objeto de un agujero negro antes de que sea imposible escapar).

Cuanto más grande y masivo es un agujero negro, más grande es su horizonte de sucesos.

«Pensamos en la gravedad como una fuerza muy atrayente y en el caso de los agujeros negros más grandes la fuerza es tal que empuja a todo a su interior», comentó Aaron VanDevender. «En estos casos empujan hacia un horizonte de sucesos muy grande, el espacio que absorbe los objetos es enorme».

En comparación, el horizonte de sucesos de un mini agujero negro es incluso más pequeño que el diámetro de un átomo, lo que significa que el agujero negro puede atravesar un planeta entero y que aún así haya pocas posibilidades de acercarse demasiado a un átomo como para que pase el horizonte de sucesos.

Según esta teoría, cuando un mini agujero negro atrae una partícula, lo más probable es que gire alrededor del agujero negro lejos del horizonte de sucesos y no sea absorbida.

«En el caso de los equivalentes gravitatorios de los átomos, éstos no caen en el horizonte de sucesos por la misma razón por la que los electrones no caen en el núcleo», explicó VanDevender.

De acuerdo con las teorías de mecánica cuántica, los electrones no forman órbitas bien definidas alrededor de los átomos, como hacen los planetas alrededor del Sol, sino que las partículas se encuentran en una especie de nube de posibilidades alrededor del núcleo. La órbita más estable de un electrón, y la más probable, no está ni demasiado cerca ni demasiado lejos del núcleo.

De la misma manera, «aunque un mini agujero negro atrae a los átomos gracias a la gravedad, el efecto cuántico impide que absorba a los átomos».

Pocas veces un átomo o partícula se acerca lo suficiente a un mini agujero negro como para que éste lo absorba. Los VanDevender calculan que se necesitaría más tiempo que la edad del universo para que un mini agujero negro tragara todos los átomos de la Tierra.

¿Son los átomos inestables cerca de los mini agujeros negros?

Massimo Ricotti, astrónomo de la Universidad de Maryland está de acuerdo en que sería muy poco probable que un mini agujero negro capturara a un átomo gracias a la gravedad.

«Es muy difícil que los mini agujeros negros absorban materia, porque son demasiado pequeños», afirmó Ricotti, que no participó en el estudio. «Aunque atravesaran un cuerpo sólido, la mayoría del tiempo se encontrarían casi en el vacío debido a su minúsculo tamaño»

Sin embargo, Ricotti se muestra escéptico sobre si los átomos que sí son capturados puedan formar órbitas estables alrededor de un mini agujero negro, creando un equivalente gravitatorio.

Una de las razones es que los átomos en órbita se sobrecalentarían debido a la intensa gravedad y provocarían cargas eléctricas. Las partículas cargadas emitirían radiación electromagnética, vaciando de energía a las partículas y provocando en última instancia que cayeran en el agujero negro.

«Sin duda los equivalentes gravitatorios de los átomos serían objetos muy interesantes si existieran», añadió Ricotti.

Sin embargo, «me gustaría comprender mejor algunos puntos relacionados con la estabilidad de los equivalentes gravitatorios de los átomos y los mecanismos por los que [un átomo] es atraído».

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/mini-agujeros-negros-que-atraviesan-la-tierra-a-diario

Agujeros de gusano

5 de junio de 2013

Una idea muy especulativa de la astrofísica moderna son los agujeros de gusano y sus posibilidades teóricas. Según las teorías matemáticas de Einstein, los agujeros de gusano pueden existir en nuestro universo.

¿Qué es un agujero de gusano?
Un agujero de gusano es un portal de corta duración, que dura sólo un breve momento y que une dos agujeros negros en diferentes lugares.


Los agujeros de gusano podrían conectar dos puntos del universo actual, o tal vez, en diferentes momentos. En teoría si cae materia dentro de un agujero de gusano, esta materia seguirá hasta llegar a un “agujero blanco” (lo contrario de un agujero negro) que se encontrará en el otro extremo.

No existen pruebas que demuestren que los agujeros de gusano existen. Los científicos no pueden determinar la forma en que se creó, a pesar de los astrofísicos, como Hawking, que siguen trabajando en este intrigante concepto.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/agujeros-de-gusano

La NASA lanza un nuevo telescopio para estudiar agujeros negros

14 de junio de 2012

La NASA lanzó el pasado 13 de junio su nuevo telescopio, que observará los misteriosos rayos X del universo.

Estos rayos X de alta energía, que suelen utilizarse para imágenes médicas y máquinas de seguridad de los aeropuertos, son producidos de forma natural por algunos de los objetos más exóticos del Universo.

El NuSTAR (Nuclear Spectroscopic Telescope Array) buscará estos rayos para tomar imágenes de agujeros negros, estrellas de neutrones y otros cuerpos cósmicos con cien veces mayor precisión y diez veces mejor resolución que otros aparatos.

Los telescopios de rayos X actuales, como el Chandra de la NASA y el XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea, pueden obtener imágenes claras de objetos que emiten rayos X de menor energía, pero debido a problemas técnicos, no pueden mostrar longitudes de onda de mayor energía.

NuSTAR contiene una fila de 133 espejos del tamaño de una uña colocados como muñecas rusas para iluminar detectores de última tecnología y obtener imágenes nítidas.

«Vamos a observar restos de estrellas que explotaron hace tiempo y seremos capaces de responder rápidamente, en el plazo de un día, a cualquier explosión, como las supernovas», afirma la principal investigadora de NuSTAR Fiona Harrison, astrofísica del Instituto de Tecnología de California (Caltech).

Al ampliar nuestro conocimiento del universo de rayos X, «el equipo de NuSTAR hará nuevos y sorprendentes descubrimientos, sin duda», señala Jeffrey Hoffman, astrónomo y antiguo astronauta de la NASA que no forma parte de la misión.

Lanzado desde un avión

El NuSTAR, del tamaño de una nevera, despegará a las 17:30 (hora peninsular) desde el Ronald Reagan Ballistic Missile Defense Test Site situado en Kwajalein (Islas Marshall), entre Hawai y Australia.
Un avión sobrevolará el Pacífico y soltará el cohete Pegasus XL, al que está unido el telescopio, a unos 12.000 metros. Tras caer durante cinco segundos, se encenderá el motor del cohete, que pondrá el satélite en órbita ecuatorial.

Una vez en el espacio, NuSTAR extenderá su brazo de 10 metros de largo y empezará a recopilar datos durante la primera fase de la misión, que durará dos años.

Entre sus objetivos se encuentra el estudio de los agujeros negros de la Vía Láctea.

Los científicos esperan que los datos nos ayuden a comprender mejor cómo se forman los agujeros negros durante las violentas explosiones de estrellas moribundas y cómo crecen al consumir el material que se encuentra a su alrededor, desde polvo y gas hasta planetas y estrellas.

Los agujeros negros suelen definirse como objetos tan masivos que nada, ni siquiera la luz, puede escapar a su atracción. Sin embargo, la materia que cae en uno de estos objetos se vuelve tan caliente que emite mucha radiación, lo que permite detectar objetos que, de otro modo, serían invisibles.

Con la precisión de NuSTAR, «podremos ver más, pues a medida que nos acercamos a los agujeros negros, la energía de la radiación aumenta», señala Hoffman.

«Poder centrarnos en esa energía es algo nuevo que nos ayudará a estudiar la estructura de los agujeros negros».

NuSTAR, además, estudiará el extraño comportamiento de los agujeros negros extremos.

Los blazares, un tipo de núcleo activo galáctico, actúan como aceleradores de partículas cósmicas, lanzando chorros de radiación a casi la velocidad de la luz.

Estudiar los rayos X de estos chorros ofrece una mejor visión de su estructura y composición, permitiendo averiguar por qué algunos agujeros negros supermasivos «se alimentan» mientras que otros permanecen inactivos.

Esperar lo inesperado

La visión de rayos X de NuSTAR permitirá igualmente descubrir cómo las explosiones de estrellas llenan el universo de galaxias, estrellas, planetas e incluso vida.

Cuando una estrella supermasiva se queda sin oxígeno en su núcleo, empieza a fusionar átomos formando elementos cada vez más pesados. Al final la estrella explota en una supernova, que libera átomos de oxígeno, carbono, hierro, etc.

«Elementos como el hierro y el calcio de nuestros huesos se formaron en estrellas y fueron lanzados a las galaxias por supernovas. Somos material ‘estelar’», comenta Harrison, directora de la misión.

NuSTAR también recogerá información de los restos de estrellas «muertas», como las estrellas de neutrones que dejan atrás algunas supernovas, incluidos los magnetares y los púlsares.

Este cementerio estelar puede servir como laboratorio para observar el material en estas situaciones gravitacionales extremas.

Según Harrison, además de estos objetivos bien definidos, la misión está lista para explorar lo desconocido.

«Es muy posible que algunos de nuestros mayores avances científicos no sean lo que hemos predicho», añade.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/la-nasa-lanza-un-nuevo-telescopio-para-estudiar-agujeros-negros

La fusión de un agujero negro con un objeto no identificado desconcierta a los astrónomos

El objeto misterioso, revelado por las ondas gravitacionales, desafía las nociones sobre lo que ocurre cuando las estrellas masivas mueren en explosiones extremas. ¿Es un agujero negro o una estrella de neutrones?

A unos 800 millones de años luz, un agujero negro ha devorado un objeto no identificado y la fusión resultante ha liberado energía suficiente para arrugar el tejido del espacio-tiempo. Estas arrugas, denominadas ondas gravitacionales, viajaron por el universo y finalmente pasaron por la Tierra el 14 de agosto de 2019. En nuestro planeta, tres detectores lo bastante sensibles para medir perturbaciones tan minúsculas registraron la fusión y, cuando se descodificó la información inscrita en las ondas gravitacionales, surgió un enigma.

La colisión, denominada GW190814, destaca entre las decenas de fusiones cósmicas detectadas por el Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser (LIGO, por sus siglas en inglés), una colaboración en la que participan cientos de científicos, y su homólogo italiano Virgo. Durante millones o quizá miles de millones de años, los dos objetos se orbitaron mutuamente, acercándose cada vez más hasta colisionar. Los astrónomos determinaron que uno de esos objetos era un agujero negro con una masa equivalente a 23 soles. El otro, engullido por completo, tenía aproximadamente 2,6 masas solares y es un objeto misterioso cuya identificación es compleja.

«No hemos observado nada igual hasta ahora», afirma Vicky Kalogera de la Universidad Northwestern, que coordinó el informe sobre la fusión, publicado ayer en Astrophysical Journal Letters.

El objeto misterioso está en el punto de inflexión entre tener una superficie, como una estrella, y convertirse en un hoyo sin fondo de espacio-tiempo, es decir, un agujero negro. Su masa lo sitúa en una zona confusa entre las estrellas de neutrones más pesadas —cadáveres estelares que dejan las estrellas cuando explotan en supernovas— y los agujeros negros más ligeros, que se forman cuando los restos de una estrella son lo bastante compactos para colapsar en un punto de densidad infinita.

Los científicos están tratando de desentrañar dónde acaba una estrella de neutrones y empieza un agujero negro, ya que dicha frontera podría revelar cómo se comporta la materia en las condiciones más extremas del universo. Y como estos objetos exóticos son los puntos finales de la evolución estelar, en algún momento, cuando todas las estrellas se extingan, serán lo único que quede en el universo. Eso hace que la identidad del objeto misterioso observado en GW190814 resulte muy interesante.

«Si es una estrella de neutrones, es una masa fascinante para una estrella de neutrones. Si es un agujero negro, es una masa fascinante para un agujero negro», señala Kalogera. «Sea como fuere, nos llamó la atención en cuanto lo vimos».

Escuchando la gravedad
Las ondas gravitacionales, que viajan a la velocidad de la luz, pasan sobre cualquier cosa que se encuentre en su trayectoria. Pero deforman el espacio-tiempo de forma tan mínima que detectarlas es muy complicado. Los detectores LIGO de Washington y Luisiana y el detector Virgo de Italia emiten haces láser para medir cuánto tarda la luz en viajar. Cualquier pequeño cambio en el tiempo normal del viaje sería el resultado de la contracción y la expansión del espacio-tiempo.

La iniciativa de detección logró su primera observación en 2015, un hito con el que le concedieron el premio Nobel de Física. Desde entonces, la mayoría de las detecciones han apuntado a colisiones entre parejas de agujeros negros. Los astrónomos también han detectado ondas espacio-temporales generadas por la colisión de estrellas de neutrones. Con todo, a diferencia de las fusiones previas, ha sido difícil identificar la naturaleza real de los objetos implicados en GW190814.

Aunque está claro que el objeto más pesado es un agujero negro, el objeto menos masivo es uno de los pocos cuerpos celestes conocidos que está en la denominada «brecha de masa» entre estrellas de neutrones y agujeros negros. En algún punto de esa brecha, la materia se vuelve inestable y colapsa en un agujero negro y las estrellas de neutrones existen justo en el umbral de ese límite.

«La naturaleza impone un límite a la densidad de la materia estable», explica Zaven Arzoumanian, del Centro de vuelo espacial Goddard de la NASA. «Pero no sabemos qué es o qué le ocurre a la materia justo a este lado», afirma Arzoumanian, jefe científico de NICER, un experimento que estudia las estrellas de neutrones desde la Estación Espacial Internacional.

Las observaciones apuntan a que las estrellas de neutrones culminan en torno a 2,1 masas solares y la mayoría se sitúan en torno a 1,4, señala Feryal Özel de la Universidad de Arizona, que estudia las fronteras entre estos objetos. Algunas observaciones apuntan a estrellas de neutrones más pesadas —de casi 2,5 masas solares—, pero los datos aún no son tan sólidos. Y a las teorías que describen la física interna de las estrellas de neutrones les cuesta mucho establecer qué impediría que la estrella colapsara al crecer.

Al otro lado de la brecha de masa, los agujeros negros más ligeros que se han observado son de unas 5 masas solares. Hasta hace poco, casi nada poblaba el término medio. LIGO ha detectado otro objeto que es el producto de la colisión de dos estrellas de neutrones y pesaba casi 2,7 masas solares.

Por ahora, no está claro si el agujero negro de esta última fusión canibalizó al otro agujero negro o si devoró una estrella de neutrones.

«Si resulta que es una estrella de neutrones —si una estrella de neutrones puede tener 2,6 masas solares— cambiará los antiguos paradigmas», afirma Özel.

Kalogera y ella sospechan que el objeto misterioso es un agujero negro ligero. «No tenemos un motivo físico para explicar que un agujero negro no pueda tener 2,6 masas solares», afirma Özel. Pero ambas indican que determinarlo con seguridad será difícil. El sistema está demasiado lejos para estudiarlo con otros observatorios. Además, las masas desiguales han ocultado una posible pista: si el agujero negro fuera menos masivo, podría haber sido posible observar cómo deformaba y destrozaba una estrella de neutrones próxima, en lugar de tragársela entera. Esa especie de depredación caótica dejaría un rastro identificable en las ondas gravitacionales.

«No creo que tengamos ninguna oportunidad de identificar este objeto», afirma Özel. «Las señales reveladoras de que podría haber sido una estrella de neutrones no están ahí, pero su ausencia tampoco significa nada».

Orígenes desconocidos
Aun sin conocer la identidad de uno de ellos, los objetos implicados en la fusión GW190814 son asombrosos porque son muy desiguales. La mayoría de las colisiones observadas por LIGO y Virgo implican parejas de masa relativamente similar; pero con 23 masas solares, este agujero negro es casi nueve veces más pesado que su pareja.

«Nunca lo habíamos observado hasta ahora», cuenta Özel. «Esto abre la puerta a algunos test gravitacionales que no hemos podido hacer antes y a incógnitas sobre cómo se forman estos sistemas binarios».

La asimetría del sistema dificulta explicar su origen y su entorno. Por ejemplo, en cúmulos globulares —unos conjuntos de estrellas antiguos que orbitan las galaxias—, se espera que las parejas de objetos compactos tengan una masa mucho más igual. Dentro de las propias galaxias, los sistemas que evolucionan de forma aislada podrían producir parejas desiguales, pero no es de esperar que dichos sistemas colisionen con bastante frecuencia como para producir este tipo de observación.

El equipo está considerando hipótesis de formación más exóticas que incluyen varios sistemas que se fusionan, cúmulos de estrellas vagamente unidos y objetos sumidos en discos de material que se arremolinan alrededor de agujeros negros supermasivos.

Pero, como suele ser el caso en un universo de posibilidades infinitas, quedan muchas preguntas sin responder.

«Parte de la fascinación de las estrellas de neutrones es que representan la última estación de paso para la materia en colapso gravitacional», explica Arzoumanian. «¿Cuál es la máxima densidad estable que puede alcanzar la materia antes de implosionar y colapsar dentro de su propio horizonte de sucesos y desaparecer para siempre?».

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2020/06/fusion-agujero-negro-con-objeto-no-identificado-desconcierta-a-astronomos

Investigadores españoles hallan un insólito baile de agujeros negros

Un grupo de científicos del Instituto de Astrofísica de Andalucía ha capturado la imagen con mayor resolución hasta la fecha de la galaxia OJ 287.

La galaxia OJ 287 no es un lugar común. Pertenece al grupo de los blázares, las fuentes de radiación continua más potentes del universo, y se halla entre el 10 por ciento de las galaxias que denominamos activas, y entre el porcentaje aún menor que presenta un chorro de materia que emerge de ambos polos a altísima velocidad. Por si fuera poco, en ella habita un agujero negro supermasivo muy poco común, rodeado de un disco de gas del que se alimenta.

Ahora, un equipo científico internacional, encabezado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), ha obtenido la imagen con mayor resolución de la zona central de OJ 287 que apunta a que, en efecto, nos hallamos ante un dúo único de baile de agujeros negros.

Según Thalia Traianou, investigadora del IAA que participa en el trabajo, “estos resultados suponen un paso adelante en nuestro conocimiento sobre la morfología de los chorros en las cercanías del motor central. Confirman, también, el papel de los campos magnéticos en su lanzamiento y registran, una vez más, indicios indirectos de la existencia de un sistema binario de agujeros negros en el corazón de OJ 287”.

Resolviendo el enigma

Este descubrimiento ha sido posible gracias a una técnica conocida como interferometría de muy larga base – VLBI, por sus siglas en inglés -, que “permite que múltiples radiotelescopios separados geográficamente trabajen al unísono, funcionando como un telescopio con un diámetro equivalente a la distancia máxima que los separa”, según afirma el estudio.

Gracias a la utilización de la antena de 10 metros Spektr-R, que se encuentra en órbita, los investigadores crearon un radiotelescopio con un diámetro 15 veces mayor que el de la Tierra. Con la imagen resultante se podría distinguir, desde tierra, una moneda de 20 céntimos en la superficie de la Luna. “Nunca hemos observado el funcionamiento interno del chorro en OJ287 con un detalle tan fino”, destaca Traianou.

egún la teoría, “todos los sistemas binarios de agujeros negros mantendrán para siempre una distancia de alrededor de un pársec, que equivale a 3,26 años luz, debido a la dificultad de disipar el momento angular cuando los dos agujeros negros están aislados de otras interacciones gravitatorias, y la separación entre ellos no es lo suficientemente pequeña como para que emitan ondas gravitatorias”, afirma el estudio. Por lo tanto, la detección y el estudio de las ondas gravitatorias emitidas por estos sistemas podrían confirmar o descartar esta teoría.

40 trillones de agujeros negros

Otro grupo de investigadores de la Escuela Internacional Superior de Estudios Avanzados de Trieste, en Italia, ha logrado recabar la información para hacer la estimación más precisa hasta la fecha sobre cuántos agujeros negros de masa estelar existen en el universo: 40 trillones.

Publicado en The Astrophysical Journal, este hallazgo se ha logrado a través de un ingenioso método. De forma general, los agujeros negros no pueden verse, ya que la luz no escapa de su inmensa gravedad. Los astrónomos solo pueden ver los de tamaño supermasivo, que hacen que la materia gire a grandes velocidades a su alrededor, brillando y revelando su contorno.

Sin embargo, los agujeros negros de masa estelar, de entre 5 y 10 veces el tamaño del sol, resultan invisibles y hasta ahora nadie había logrado conocer su cifra. Para lograrlo, los investigadores rastrearon la evolución de las estrellas en nuestro universo, estimando la frecuencia con la que las estrellas se vuelven agujeros negros.

Así, a través de las estadísticas registradas de varias galaxias respecto a sus elementos y el tamaño de sus nubes de gas, en las que en las que se forman las estrellas, construyeron un modelo que refleja la frecuencia con la que se formarían estrellas que posteriormente se convirtieran en agujeros negros.

Para asegurarse los investigadores contrastaron los datos con aquellos recogidos por los observatorios de ondas gravitacionales. “Nuestro trabajo puede constituir un punto de partida para investigar el origen de semillas pesadas y el crecimiento de galaxias con formación estelar, que seguiremos en próximos artículos”, concluye el estudio.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2022/01/investigadores-espanoles-hallan-un-insolito-baile-de-agujeros-negros

Nuevas imágenes de un agujero negro contienen pistas sobre misterios cósmicos

Una gran colaboración para observar un agujero negro de varias formas ayuda a los científicos a desentrañar qué ocurre cuando la gravedad se somete a condiciones extremas.

En el corazón de una enorme galaxia a 55 millones de años luz, un agujero negro con el peso de 6500 millones de soles arroja una fuente de materia al cosmos casi a la velocidad de la luz. En una colaboración llamada Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT, por sus siglas en inglés), un equipo de científicos aprovechó las ondas de radio para capturar una instantánea de un agujero negro, ofreciéndonos la primera imagen de este entorno extremo cerca de su borde en 2019.

Dos años después, el equipo internacional que consiguió esta imagen extraordinaria y sus socios han publicado los resultados de una campaña de observación de 2017 que escrutó de forma simultánea la galaxia Messier 87 en varias longitudes de onda.

El informe, que se publicó en The Astrophysical Journal, incluye datos de 19 observatorios terrestres y espaciales y ha sido creado por más de 750 científicos. Describe un panorama más completo del agujero negro supermasivo y su enorme chorro, que permite a los científicos estudiar cómo interactúan los campos magnéticos, las partículas, la gravedad y la radiación con las inmediaciones de un agujero negro supermasivo a varias escalas.

«Estamos empezando a ver órbitas, vemos lo que hay junto al agujero negro y estudiamos este entorno exótico», explica Daryl Haggard, de la Universidad McGill, que ayudó a coordinar las observaciones en múltiples longitudes de onda.

«Creo que este es uno de los trabajos que conecta el EHT con el resto de la comunidad, una muestra de lo que realmente pretende hacer esta colaboración», añade Sera Markoff, miembro del equipo de la Universidad de Ámsterdam. «Me parece que esto es el principio de todo».

Ahora, el equipo del EHT se encuentra en medio de un periodo de observación crucial de 12 días, el primero que han podido hacer desde 2018 debido a problemas técnicos y la pandemia de coronavirus. Esta vez, la colaboración ha añadido tres nuevos telescopios a su conjunto de observatorios —uno de ellos en Groenlandia— y está volviendo a escudriñar el cielo en longitudes de onda que abarcan el espectro electromagnético, siempre y cuando el tiempo coopere.

«Hay que tener muy buen tiempo en todos los lugares», explica Monika Moscibrodzka, de la Universidad Radboud, en los Países Bajos. «Y cuantos más lugares haya, menor es la probabilidad de que haga buen tiempo en todos».

Un cruller cósmico
Los agujeros negros han sido unos de los fenómenos astronómicos más intrigantes y atractivos durante más de un siglo, cautivando nuestra imaginación con su física extrema y el hecho de que lo que entra nunca sale. Pero estos socavones cósmicos han empezado a cobrar importancia recientemente, gracias a la imagen del EHT, así como a estudios ganadores del Nobel sobre objetos que se mueven alrededor del agujero negro supermasivo en el núcleo de la Vía Láctea y el caudal de información derivado de la observación de colisiones de agujeros negros.

«En los últimos años, hemos pasado de agujeros negros como un elemento de la ciencia ficción a agujeros negros como una realidad», afirma Marta Volonteri, del Instituto de Astrofísica de París.

El Telescopio del Horizonte de Sucesos consta de varios radiotelescopios repartidos por todo el planeta, de Groenlandia al Polo Sur, que actúan a la vez como un observatorio del tamaño de la Tierra. Para generar estas imágenes del agujero negro supermasivo de M87 hay que combinar una cantidad de datos gigantesca, tantos datos que el equipo no puede transferirlos de forma digital y tiene que enviar discos duros por correo postal.

Cuando el equipo publicó su primera imagen en abril de 2019, los científicos se quedaron asombrados porque el objeto tenía casi el mismo aspecto predicho por una teoría de hace un siglo.

La imagen de M87 ofrecía una oportunidad de probar la teoría de la relatividad general de 1915 de Einstein, que sostiene que lo que percibimos como gravedad surge cuando la materia curva el tejido del espacio-tiempo. El entorno alrededor del corazón de M87 es intenso —un lío de gravedad extrema, campos magnéticos y partículas—, lo que lo convierte en uno de los mejores lugares del universo para desafiar la relatividad general.

«Todo el mundo está intentando romper estas teorías, porque aprendemos mucho cuando encontramos un punto débil», afirma Haggard. «Nos encanta romper modelos. Pero todavía no hemos conseguido romper la relatividad general».

Aunque la relatividad general volvió a prevalecer con M87, la imagen del EHT enseguida se abrió camino hasta la conciencia pública. La tira cómica XKCD incluyó al equipo varias veces y colocó el sistema solar sobre las fauces del agujero negro para mostrar su escala. Otros compararon su anillo brillante con el Ojo de Sauron, de las películas de El señor de los anillos. Pero el debate más enérgico fue acerca de su parecido con la comida.

«¿Se parece más a un bagel o a un dónut?», pregunta Volonteri.

Una actualización de aquella imagen original, ensamblada por Moscibrodzka y sus colegas, zanjó la discusión el mes pasado: el agujero negro se parece a un cruller, que es como un dónut trenzado. En la imagen más nueva, las líneas del campo magnético del agujero negro estaban superpuestas al anillo brillante original, revelando un patrón fluido y organizado que envuelve el objeto. Moscibrodzka y sus colegas estudiaron las partículas cargadas que trazan las líneas del campo magnético para proporcionar una imagen más detallada de las condiciones físicas extremas alrededor del agujero negro.

Dar color a un lugar del que nunca sale la luz
Ahora, según se informa en un nuevo estudio, las observaciones en múltiples longitudes de onda están dando más color a esta apetitosa imagen.

Los científicos esperan que estas observaciones combinadas ayuden a revelar la física que impulsa el monstruoso chorro de partículas que sale del núcleo de M87. El chorro abarca miles de años luz, se extiende a lo largo de la galaxia y, de algún modo, se lanza desde la piscina de plasma abrasador, campos magnéticos trenzados y otra materia que gira alrededor del agujero negro.

Los científicos sospechan que estos chorros podrían ser responsables de una población de partículas cósmicas de alta energía que llegaron hasta nuestro vecindario del universo, donde se conocen como rayos cósmicos. Aunque el Sol emite una burbuja protectora alrededor de gran parte del sistema solar, las partículas cargadas pueden filtrarse y algunas de las que llegan a la atmósfera de la Tierra viajan a velocidades tan inmensas que no podrían haber procedido de la Vía Láctea.

«Una de las cuestiones principales que tratamos de investigar es de dónde proceden las partículas de alta energía», dice Markoff. «¿Cómo se lanzan estos chorros, qué hay en su interior y cómo se aceleran los rayos cósmicos de alta energía, que parecen proceder de chorros de agujeros negros? No se puede responder a estas preguntas solo con el EHT».

Con las nuevas observaciones, los científicos pueden entender mejor el chorro —que emite luz en todas las longitudes de onda, de ondas de radio hasta rayos gamma— y comprobar si realmente está lanzando materia al espacio a una velocidad que ni los mayores aceleradores de partículas de la Tierra podrían igualar.

Asimismo, una imagen mejorada de la anatomía del chorro podría revelar algunas propiedades misteriosas del agujero negro de M87, como la velocidad y orientación en que gira. Estas mediciones aportarán pistas sobre cómo creció el agujero negro supermasivo y si en los últimos mil millones de años ha ganado masa principalmente mediante colisiones con otros agujeros negros supermasivos o engullendo el gas circundante.

«En cierto modo, el giro tiene una memoria mejor de cómo aumenta la masa de los agujeros negros que medir la propia masa», dice Volonteri.

Fuente:https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2021/04/nuevas-imagenes-de-agujero-negro-contienen-pistas-sobre-misterios-cosmicos

Descubierto el agujero negro más masivo detectado con ondas gravitacionales

Una colisión gigante histórica entre dos agujeros negros ha dado lugar al agujero negro más masivo jamás detectado con ondas gravitacionales.



El 21 de mayo del pasado 2019, los interferómetros láser de los instrumentos Virgo y LIGO detectaron un evento de onda gravitacional histórico: dos agujeros negros, con masas de hasta 85 y 66 veces la del Sol, giraban en espiral cada vez más cerca el uno del otro hasta que la proximidad provocó su fusión en una distorsión que viajó por el universo hasta que la señal, bautizada como GW19052, llegó hasta la Tierra.

Tan breve como difícil de detectar, los expertos afirman que esta señal de ondas gravitacionales indica que la fusión de estos dos agujeros negros se produjo a 17.000 millones de años luz de nuestro planeta, formó un agujero negro con una masa de unas 142 veces la del Sol y liberó unas ocho veces su energía.

Las revistas científicas The Astrophysical Journal Letters y APS Physics publican hoy dos artículos que informan sobre el histórico descubrimiento y sus implicaciones astrofísicas. “La ruptura del récord masivo de las observaciones de Virgo y LIGO es solo una de las muchas características especiales que hacen que la detección de esta fusión excepcional sea un descubrimiento sin precedentes”, afirman los autores en un comunicado.

El origen de los agujeros negros supermasivos


“Un aspecto crucial, que llamó especialmente la atención de los astrofísicos, es que el remanente pertenece a la clase de los llamados agujeros negros de masa intermedia, desde cien hasta cien mil veces la masa del Sol”, declaran. El interés de este hallazgo está relacionado con uno de los misterios más fascinantes y desafiantes para los astrofísicos y cosmólogos: el origen de los agujeros negros supermasivos.

“Estos monstruos gigantes, de millones a miles de millones de veces más pesados ​​que el Sol y a menudo en el centro de las galaxias, pueden surgir de la fusión de agujeros negros `más pequeños´ de masa intermedia. Hasta el día de hoy, se han identificado muy pocos candidatos de agujeros negros de masa intermedia solo a través de observaciones electromagnéticas, y el remanente de GW190521 es la primera observación de un agujero negro de masa intermedia a través de ondas gravitacionales”.

La señal observada en mayo del pasado año es tan compleja que solo pudo ser detectada durante una milésima de segundo. «Esto no se parece mucho a un chirrido, que es lo que normalmente detectamos: es más como algo que hace ‘bang’ y el sistema que lo generó es el más masivo que LIGO y Virgo han detectado hasta ahora», afirma Nelson Christensen, director de investigación de ARTEMIS en Francia y miembro de Virgo.

De 100 a 1.000 masas solares


El análisis de la señal, basado en un conjunto de herramientas computacionales y de modelado de última generación, reveló una gran cantidad de información novedosa sobre las diferentes etapas de esta fusión única. El interés del hallazgo es aún mayor debido a que se encuentra en el rango de 100 a 1.000 masas solares, lo que ha representado durante muchos años una especie de «desierto de agujero negro», debido a la escasez de eventos candidatos dentro de este rango.

Este descubrimiento destaca la existencia de agujeros negros que nunca se han visto antes y plantea nuevas incógnitas. “Es posible que tengamos que revisar nuestra comprensión actual de las etapas finales de la vida de la estrella y las limitaciones de masa resultantes en la formación de agujeros negros”, explica en el comunicado Michela Mapelli, profesora de Padova University y miembro de Virgo. “De cualquier manera, GW190521 es una contribución importante al estudio de la formación de agujeros negros».

Fuente:https://www.nationalgeographic.es/espacio/2020/09/descubierto-agujero-negro-mas-masivo-detectado-con-ondas-gravitacionales

Un agujero negro engulle una estrella, según indican las emisiones de rayos gamma

1 de julio de 2011

Una enorme erupción de radiación de un agujero negro supermasivo indica que el monstruo cósmico devoró recientemente una estrella, dicen los científicos.

Este mismo año los astrónomos contemplaron una explosión de rayos gamma de alta energía que emanaba de una galaxia enana a 3.8 millones de años luz. La explosión, poco habitual, apodada Sw 1644+57, es una de las explosiones de rayos gamma más brillantes y duraderas (GRBs en inglés) jamás vistas.

Con luz visible y longitudes de onda infrarrojas, la explosión tiene el resplandor de cien mil millones de soles.

“Creemos que este evento explosivo ha sido causado por un agujero negro supermasivo de un tamaño diez millones de veces la masa del sol, destruyendo una estrella que se acercó demasiado a su influjo gravitacional”, afirmó el jefe del estudio Joshua Bloom, astrónomo de la Universidad de California, Berkeley.

“La masa de la estrella cayó en el agujero negro, pero en el proceso se fue calentando y produjo una explosión de energía en forma de chorro de radiación, que pudimos detectar mediante observatorios espaciales”.

Mientras se cree que los agujeros negros supermasivos existen en el corazón de las galaxias más extensas, eventos como que una estrella sea engullida pueden ocurrir sólo una vez cada cientos de millones de años en una galaxia determinada.

“Lo que convierte este evento en algo más excepcional aún es que no sólo pudimos ver una explosión de emisiones de rayos x de la estrella engullida, sino que parte de ella fue escupida por el agujero negro en forma de chorro de rayos gamma, y justo estábamos mirando a través de ese chorro en ese instante”, dijo Bloom.

“Así que yo diría que es una combinación de captar cómo un agujero negro monstruoso estaba alimentándose de una estrella que se acercó demasiado, y que estábamos en ese momento observando en especial geometría con ello”.

La muerte de la estrella causó una inusitada llamarada

El Satélite Swift de la NASA detectó la deflagración el 28 de marzo de 2011, y tanto el Telescopio Espacial Hubble y el Observatorio de rayos X Chandra siguieron sus progresos.

Inicialmente se pensó que la explosión podía ser una llamarada de rayos gamma ordinaria. Originándose a miles de millones de años luz, estos eventos se ven con cierta regularidad a través del universo, y se cree que ocurren cuando alguna estrella masiva explosiona o cuando chocan dos estrellas gigantes.

“La mayoría de ellas [deflagraciones comunes rayos gamma] se detectan y desaparecen rápidamente en el transcurso de un día”, dijo Bloom.

“Pero ahora después de dos meses y medio, este nuevo GRB aún sigue con fuerza. Porque además destaca tanto cuando lo observamos, que definitivamente se convierte en algo diferente de cualquier otro tipo de GRB que hayamos visto nunca”.

Además, las deflagraciones comunes de rayos gamma normalmente son observadas en posiciones fuera del centro de las estructuras de las galaxias. Pero Sw 1644+57 se encontró en una ubicación poco habitual, en el núcleo de su galaxia.

“Esa es la principal razón por la que empezamos a sospechar tan pronto que ese agujero negro supermasivo estaba implicado, porque sabemos que en [los núcleos galácticos] es donde residen esas bestias”.

Los científicos ya sabían que los agujeros negros galácticos que se alimentan activamente emiten ingentes cantidades de radiación, porque el material que cae en ellos se calienta muchísimo conforme se acerca a las fauces del agujero negro. Sin embargo, el Sw 1644+57 es sorprendente, por su naturaleza espontánea.

“Lo que es increíble”, dijo Bloom, “es que tenemos aquí un agujero negro famélico, de cualquier otro modo inactivo, pero que ha decidido emprender un frenesí fagocitador durante un corto período de tiempo”

Nuestra propia Vía Láctea también tiene un agujero negro supermasivo en su núcleo. El nuevo descubrimiento muestra que es posible que nuestro monstruo cósmico también emita chorros de poderosa radiación si una estrella callera dentro, añadió Bloom.

Sin embargo, ya que estos eventos son tan infrecuentes, y que las emisiones resultantes tienen un enfoque direccional tan estrecho es muy poco probable que detectemos nada similar al Sw 1644+57 en nuestra galaxia durante millones de años.

El agujero negro engullendo una estrella está descrito en la edición de esta semana de la revista Science.

Fuente:https://www.nationalgeographic.es/espacio/un-agujero-negro-engulle-una-estrella-segun-indican-las-emisiones-de-rayos-gamma

Podría haber miles de agujeros negros en el centro de nuestra galaxia

El descubrimiento de una docena de agujeros negros binarios podría ayudar a los científicos a entender mejor las ondulaciones en el espacio-tiempo conocidas como ondas gravitacionales.

Sagitario A*

El centro de la Vía Láctea, con el agujero negro supermasivo llamado Sagitario A* (Sgr A*) en el medio.

FOTOGRAFÍA DE NASAUMASSD.WANG ET AL.STSCI

Se ha descubierto una manada de agujeros negros reunida en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y dicho descubrimiento sugiere que existe una población mucho mayor de agujeros negros escondida por la galaxia. El hallazgo ofrece un nuevo banco de pruebas para entender las ondulaciones en el espacio-tiempo conocidas como ondas gravitacionales.

Durante años, los científicos han sabido que un monstruoso agujero negro se encuentra en medio de la galaxia. Este objeto compacto, llamado Sagitario A* (Sgr A*), tiene 4 millones de veces la masa de nuestro Sol, pero se encuentra en una región del espacio no mucho mayor que la distancia entre la Tierra y nuestra estrella.

Los científicos llevan mucho tiempo sospechando que hasta 20.000 agujeros negros orbitaban en el centro de la galaxia. Pero, como su nombre indica, no es fácil observar agujeros negros de forma directa.

Para superar este obstáculo, un equipo de astrónomos empezó a buscar sistemas binarios estelares, específicamente aquellos con agujeros negros emparejados con estrellas. En estos casos, la materia de la estrella cae en su compañero ultradenso y se forma un remolino de gas conocido como disco de acreción alrededor de las fauces del agujero negro. Este disco de gas sobrecalentado emite rayos X que los astrónomos pueden detectar.

«Son solo la punta del iceberg», afirma Chuck Hailey, astrofísico en el Laboratorio de Astrofísica de Columbia y autor principal del estudio, publicado en la revista Nature. «Pero la única forma de encontrar estos agujeros negros es buscar estas marcas».

¿Miles más?

A continuación, el equipo buscó sistemas binarios de agujeros negros que se encontraran a unos 3.000 años luz de Sgr A* y que estuvieran moviéndose de una forma que sugiriera que estaban cayendo en el interior de su primo supermasivo.

«Durante un largo periodo de tiempo, se esperaría que estos agujeros negros se precipitaran en el agujero negro supermasivo, donde quedarían atrapados en órbita», afirma Hailey.

Los astrónomos esperan que haya más agujeros negros acumulados en torno al masivo centro galáctico que agujeros negros extendidos por la galaxia. Así que, basándose en los nuevos hallazgos, los autores del estudio creen que existen hasta 500 sistemas binarios con un agujero negro en la Vía Láctea y que la galaxia alberga hasta 10.000 agujeros negros en total.

Llegaron a esta conclusión mediante el razonamiento de que los agujeros negros con discos de acreción visibles son solo una pequeña muestra de todos los que existen.

«Imagina estar en medio de un campo de fútbol con un montón de bombillas de 100 vatios y bombillas de 10 vatios», afirma Hailey. «Ahora, extiende esas bombillas a lo largo de kilómetro y medio. Todavía puedes ver las de 100 vatios, pero puede que no veas las de 10. Si conoces las proporciones del campo de fútbol, puedes deducir la cantidad de bombillas tenues que no se ven a kilómetro y medio».

Esta conclusión se basa en una teoría de que uno de cada 20 agujeros negros se aferran a una estrella. Pero Hailey afirma que, aunque la teoría no es del todo precisa, es probable que la galaxia albergue muchos más agujeros negros que los 60 que hemos observado hasta ahora.

«Supongamos que la teoría es incorrecta, incluso por un factor de dos o tres», explica. «Nos valdría. Si hay 1.000 ahí fuera, sería espectacular, si lo comparamos con no haber encontrado ninguno».

¿Qué nos pueden enseñar los agujeros negros?

El centro de la Vía Láctea es el agujero negro supermasivo más cercano que los científicos pueden estudiar y el mejor laboratorio para probar cómo interactúan los objetos hacinados en el espacio.

Hailey señala que el hallazgo también tiene implicaciones para quienes estudian las ondas gravitacionales, las ondulaciones en el espacio-tiempo creadas por fenómenos cósmicos potentes, como la colisión entre objetos masivos. Saber cuántos agujeros negros hay ahí fuera podría ayudar a los científicos que estudian las ondas gravitacionales a predecir qué ondas pueden atribuirse a agujeros negros y cómo se forman.

Todo lo que necesitan los astrofísicos, según él, está en el centro de la galaxia.

Fuente:https://www.nationalgeographic.es/espacio/2018/04/podria-haber-miles-de-agujeros-negros-en-el-centro-de-nuestra-galaxia