Cartografían la región alrededor del horizonte de sucesos de un agujero negro

Con una técnica similar a la ecolocalización, un equipo de astrónomos ha creado un mapa de la región circundante del horizonte de sucesos de un agujero negro lejano con un detalle sin precedentes.

El año pasado, tras un gran esfuerzo que dejó al mundo boquiabierto, un equipo de científicos desveló la primera imagen directa de un agujero negro, lo que permitió a los humanos ver qué hay al borde de las fauces de este monstruo. Ahora, los astrónomos han empleado una técnica diferente con «ecos» de rayos X para observar más de cerca uno de estos gigantes.

El agujero negro se encuentra en medio de la galaxia IRAS 13224-3809, a aproximadamente mil millones de años luz. Este objeto supermasivo está rodeado de un disco de materia a millones de grados y revestido de una corona de rayos X con una temperatura que supera los mil millones de grados. Cartografiando el comportamiento de dichos rayos X, los científicos han creado un mapa muy detallado de la región circundante del horizonte de sucesos del agujero negro, la zona a partir de la cual no puede escapar la luz.

«Los agujeros negros no emiten luz, así que la única forma de estudiarlos es observando qué hace la materia al caer en ellos», afirma William Alston, de la Universidad de Cambridge, cuyo equipo ha informado de las observaciones en la revista Nature Astronomy.

Es una medición mucho más precisa que la que podría conseguir el Telescopio del Horizonte de Sucesos —que produjo la imagen del agujero negro del año pasado— de un objeto tan distante. Con las nuevas mediciones del agujero negro de IRAS 13224-3809, los científicos han podido determinar su masa y su espín, propiedades que pueden revelar pistas fundamentales sobre la evolución del agujero negro. Si pueden tomarse mediciones similares para una población mayor de agujeros negros supermasivos cercanos, estas podrían aportar a los astrónomos información sobre el crecimiento de las galaxias.

«Comprender la distribución del espín de los agujeros negros en muchas galaxias nos desvela cómo pasamos del universo primitivo a la población observada hoy en día», afirma Alston.

Ecocartografía

Pese a su nombre anodino, IRAS 13224-3809 es una de las galaxias más interesantes en el cielo de rayos X: es una galaxia activa, es decir, que su región central emite un brillo más intenso del que podrían explicar solo las estrellas y su brillo en rayos X fluctúa por un factor de 50, a veces en cuestión de horas. Alston y sus colegas decidieron estudiar esta galaxia en particular porque querían una fuente dinámica y variable a partir de la que concretar propiedades específicas del agujero negro supermasivo central.

Para hacerlo, Alston y sus colegas estudiaron IRAS 13224-3809 con el observatorio espacial XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea. XMM-Newton, un telescopio que orbita la Tierra y estudia el cosmos en rayos X, observó la galaxia lejana en el transcurso de 16 órbitas —un total de más de 550 horas— entre 2011 y 2016.

A partir de todas esas horas de datos, Alston y sus colegas elaboraron un mapa de la corona de rayos X y el disco de acreción del agujero negro supermasivo. Este último es un disco de materia arremolinada que se encuentra junto al límite del horizonte de sucesos. Algunos de los rayos X emitidos salen directamente hacia el cosmos, pero otros chocan en el disco de acreción y tardan un poco más en salir del entorno inmediato del agujero negro.

«La mayor longitud del recorrido causa un retardo entre los rayos X producidos originalmente en la corona», explica Alston. «Podemos medir el eco —dicho retardo—, que llamamos reverberación».

Los científicos pudieron investigar el material gaseoso alrededor del agujero negro gracias a esta técnica, denominada mapeo de reverberación. Alston compara el proceso con la ecolocalización, una técnica empleada por animales como los murciélagos, que emiten sonidos que rebotan en los objetos para poder orientarse mientras vuelan. A diferencia del proceso empleado por el Telescopio del Horizonte de Sucesos para obtener la imagen de un agujero negro, el mapeo de reverberación puede utilizarse para estudiar objetos muy lejanos e investigar regiones que están aún más cerca del horizonte de sucesos.

«El mapeo de reverberación no depende de la resolución espacial. Utiliza ecos de luz dentro del objeto para determinar las estructuras, incluso las que son muy pequeñas y lejanas», explica Misty Bentz, de la Universidad del Estado de Georgia, que emplea la misma técnica para estudiar agujeros negros lejanos.

Un espín impresionante

Los ecos de luz captados en la galaxia IRAS 13224-3809 permitieron a Alston y su equipo determinar la geometría exacta del material circundante del agujero negro, incluidas las dimensiones de su dinámica corona de rayos X, que potencia dichos ecos. Con esa información, el equipo calculó la masa y el espín del agujero negro, dos propiedades que no fluctúan en escalas temporales humanas.

«Para medir la masa y el espín del agujero negro necesitamos saber exactamente dónde se encuentra este gas antes de que caiga en el agujero negro», afirma Alston. Esta técnica ya se había utilizado para estudiar agujeros negros supermasivos, pero dichas observaciones no habían sido tan prolongadas ni la fuente tan variable como en el caso de IRAS 13224-3809.

Basándose en los nuevos mapas, el equipo concluyó que este agujero negro supermasivo contiene la misma masa que dos millones de soles y que rota a casi la velocidad máxima a la que puede sin romper las leyes de la física. Bentz, que no participó en el trabajo, afirma que los resultados son muy convincentes gracias a las observaciones prolongadas de los autores.

«Los autores llevaron a cabo el mismo experimento 16 veces, mucho más que cualquier estudio anterior. Eso ayudó a determinar qué piezas no cambiaban», afirma Bentz.

Alston y su equipo también ensamblaron una imagen dinámica de cómo cambia con el paso del tiempo la corona de rayos X que envuelve el agujero negro, cuyo tamaño varía drásticamente en el transcurso de un día.

Semillas galácticas

Es probable que todas las grandes galaxias del universo tengan en su núcleo un agujero negro supermasivo central. Descifrar las piruetas de estos objetos supermasivos podría aportar pistas sobre la formación y la evolución de los agujeros negros y sus galaxias durante la evolución del universo.

«Una de las incógnitas es cómo se forman los agujeros negros supermasivos», afirma Alston. «¿Cuáles fueron sus semillas en el universo primitivo? Actualmente, la mayoría de nuestros modelos predicen semillas demasiado pequeñas que no pueden crecer lo bastante rápido».

Un posible método de formación de galaxias consiste la colisión y fusión de varias galaxias pequeñas. Cuando estas galaxias se fusionan, también lo hacen sus agujeros negros. Alston indica que si dichas colisiones son caóticas, no solo podrían contribuir a la mayor masa resultante del agujero negro, sino también afectar a su rotación.

Otra forma en que podrían crecer los agujeros negros es mediante un flujo continuo de gas. En ese caso, el espín resultante podría ser más rápido, como parece ser el caso de IRAS 13224-3809, aunque Alston afirma que es demasiado pronto para concluir que esta galaxia concreta acumulara masa mediante este mecanismo.

Alston y sus colegas quieren emplear el mapeo de reverberación para determinar los espines —y por consiguiente las historias de formación— de cientos de agujeros negros supermasivos cercanos, lo que en la práctica sería como elaborar un censo de estos objetos. Más adelante, basándose en la distancia de dichos agujeros negros, los científicos podrán analizar el crecimiento de las galaxias con la evolución del universo.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2020/01/cartografian-region-horizonte-sucesos-agujero-negro

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El agujero negro de nuestra galaxia lanza “fragmentos” de gas del tamaño de planetas

Este agujero negro gigante en el centro de nuestra galaxia está disparando bolas del tamaño de planetas – y una de ellas podría estar volando a toda velocidad a varios miles de millones de años luz de la Tierra.

Es un fenómeno muy curioso, dado que la idea dominante hasta ahora era que los agujeros negros absorbían materia más que la expulsaban. Sin embargo, las simulaciones más recientes de Eden Girma, estudiante de la Universidad de Harvard, presentadas el pasado 4 de enero durante uno de los mítines anuales de la American Astronomical Society en Texas, sugieren que el enorme agujero negro de nuestra galaxia podría ser el responsable de la existencia de una cantidad inmensa de esta masa que deambula por el espacio.

“Nuestra galaxia podría estar llena de cientos de millones de estos fragmentos fríos, que son restos de estrellas”, explica Girma.

Estos cuerpos rojos con forma de planeta se forman de la manera más extraña. Cada 10.000 años aproximadamente, una estrella orbita muy cerca de Sagitario A*, el agujero negro supermasivo que se encuentra en el centro de la Vía Láctea. Cuando esto ocurre, la vida de la estrella entendida como objeto redondo e incandescente termina. La fuerte gravedad del agujero negro altera y rompe la estrella, dejando serpentinas de gas repartidas por el corazón de la Vía Láctea.

Esta parte de la historia ya se conocía, pero no lo que ocurre después y ahí es dónde entran en juego Girma y su mentor, James Guillochon: simularon 50 fragmentaciones de estrellas y observaron cómo la materia comenzaba a unirse de nuevo, haciéndose una bola y formando acumulaciones de gas y polvo con forma y tamaño de planeta.

“Mientras que los cambios en las mareas en el centro galáctico han sido objeto de investigación desde finales de los 80, la idea de que objetos complejos puedan formarse a partir de este proceso es muy innovadora”, cuenta Girma.

Masa fría

En las simulaciones, crecieron más de 11.473 cuerpos a partir del centro de la estrella –  todos más grandes que Neptuno y en ocasiones más extensos que Júpiter. Después, el agujero negro lanza estas bolas gaseosas al espacio, en ocasiones a más de 32 millones de kilómetros por hora.

De estos planetoides recién formados, aproximadamente el 95 por ciento se lanzaron desde la galaxia hacia los alrededores cósmicos que separan la Vía Láctea del final de la siguiente galaxia. Un porcentaje mucho más pequeño se quedó atrapado en Sagitario A*, destinado a orbitar eternamente el gigante exótico que destruyó su estrella matriz.

Menos del uno por ciento de la cantidad total de bolas con forma de planeta expulsadas se encuentran ahora deambulando por los bordes de la Vía Láctea, a aproximadamente seiscientos años luz de la Tierra.

Es un escenario interesante y plausible, declara Andrea Ghez una experta de la UCLA en las travesuras de Sagitario A*.

Si Girma y Guillochon están en lo cierto sobre la frecuencia con la que Sagitario A* destruye las estrellas que pasan por él, entonces podría haber millones de estos cuasi-planetas raros en la Vía Láctea. Muchos de ellos podrían ser intrusos de las galaxias vecinas, lanzadas al espacio por sus respectivos agujeros negros centrales simulando una partida de pinball intergaláctica.

“Normalmente, estos fragmentos viajan a velocidades muy elevadas y pueden salirse de la galaxia”, explica Girma. Esto plantea la siguiente pregunta: ¿Cuántos de los fragmentos estelares que deambulan por la Vía Láctea se crearon en otras galaxias?

Lo que aún no se sabe es si reconoceríamos una de estas bolas si la viéramos. Sin una estrella a la que pertenecer, los planetoides se enfrían hasta una temperatura que hace que encontrarlos sólo sea posible si se tienen ojos con visión infrarroja. Incluso con ellos, los científicos no están seguros de que se encontrasen huellas de su origen estelar o extragaláctico.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/el-agujero-negro-de-nuestra-galaxia-lanza-fragmentos-de-gas-del-tamano-de-planetas

Las primeras imágenes de un agujero negro salen a la luz

Con un telescopio del tamaño del planeta Tierra, más de 200 científicos han logrado capturar la sombra de un agujero negro, que ha quedado retratado por primera vez en la historia.

Hoy, la ciencia ha hecho historia una vez más. Más de 200 científicos se han reunido en Bruselas para hacer públicas las primeras imágenes jamás tomadas de un agujero negro. A más de 55 millones de años luz de la Tierra, el agujero se encuentra en la Galaxia Messier 87 y es 6.500 millones de veces más masivo que el Sol.

Las imágenes muestran una gigantesca estructura en forma de anillo con una región central oscura, la sombra del agujero negro, y una zona más “iluminada” en su parte baja, lo que los científicos achacan a un ligero movimiento de rotación.

“Los agujeros negros son objetos cósmicos extraordinarios con masas enormes pero tamaños extremadamente compactos”, afirman los investigadores en un comunicado. “La presencia de estos objetos afecta su entorno de manera extrema, deformando el espacio-tiempo y sobrecalentando cualquier material circundante”.

Dos años para revelar una fotografía

Tras más de dos años de recopilación de datos para poder sacar a la luz la instantánea, este hallazgo se enmarca en la línea de las expectativas que los investigadores suponían sobre los agujeros negros, por lo que estas imágenes son un hito científico que ya está dando la vuelta al mundo.

Hace un siglo, Albert Einstein ya formuló la teoría de la relatividad que predecía el tamaño y la forma que debía tener la sombra de un agujero negro. Hoy, esta teoría queda demostrada.

El descubrimiento ha sido posible gracias a Event Horizon Telescope (EHT), un conjunto a escala planetaria de ocho radiotelescopios terrestres que fue diseñado gracias a la colaboración internacional con el objetivo de capturar por primera vez estas insólitas imágenes de un agujero negro.

Diversas ruedas de prensa coordinadas en todo el mundo han revelado la primera evidencia visual directa de un agujero negro supermasivo y su sombra. Publicado en The Astrophysical Journal Letters, el hallazgo de el EHT “es el resultado de años de colaboración internacional, y ofrece a los científicos una nueva forma de estudiar los objetos más extremos en el Universo predichos por la relatividad general de Einstein durante el centenario del experimento histórico que confirmó la teoría por primera vez”, afirman los investigadores en un comunicado.

«Si estamos inmersos en una región brillante, como un disco de gas brillante, esperamos que un agujero negro cree una región oscura similar a una sombra, algo predicho por la relatividad general de Einstein que nunca hemos visto antes», explicó el presidente del Consejo de Ciencia de EHT, Heino Falcke, de la Universidad de Radboud, en Países Bajos. «Esta sombra, causada por la inclinación gravitacional y la captura de luz por el horizonte de eventos, revela mucho sobre la naturaleza de estos objetos fascinantes y nos permitió medir la enorme masa del agujero negro de M87».

¿Cómo pueden tomarse fotos sin luz?

Un agujero negro se halla en la más completa oscuridad, ni siquiera la luz puede escapar de él, por lo que la sombra de este agujero es lo único que puede captarse en las imágenes. Gracias a una técnica denominada interferometría de muy larga base, que sincroniza telescopios situados por todo el planeta, se aprovecha la rotación de la Tierra para crear un gigante telescopio virtual con una sensibilidad y resolución sin precedentes que crea la imagen a través de ondas de radio.

El trabajo anunciado hoy representa la culminación de décadas de trabajo apoyado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC), la Fundación de Ciencia Nacional de los Estados Unidos (NSF) y otros organismos de financiación de Asia Oriental.

Varios astrónomos españoles han participado en este descubrimiento, como José Luis Gómez, el investigador del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Andalucía que ha desarrollado uno de los tres algoritmos utilizados para la reconstrucción de las imágenes.

«Hemos logrado algo que se presume que es imposible hace solo una generación», afirma en el comunicado Sheperd S. Doeleman, del Centro de Astrofísica Harvard & Smithsonian. «Los avances en tecnología, las conexiones entre los mejores observatorios de radio del mundo e innovación han logrado que todos los algoritmos se unan para abrir una ventana completamente nueva sobre los agujeros negros”.

Carlos Moedas, Comisario de Investigación de la Comisión Europea, concluía la rueda de prensa haciendo alusión al papel de Europa, que pretende continuar siendo líder en el estudio de la ciencia, así como centrarse en unir con gran orgullo a las personas en este proyecto único y esperanzador.  “Este logro es un motivo para seguir soñando”.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2019/04/las-primeras-imagenes-de-un-agujero-negro-salen-a-la-luz

Físicos sugieren que los extraterrestres podrían estar utilizando agujeros negros como superordenadores

¿Podría haber seres inteligentes en otras partes del universo aprovechando la inmensa energía y capacidad de procesamiento de los agujeros negros como si fueran superordenadores?

Un equipo de físicos teóricos de la Universidad de Cornell ha planteado la posibilidad de que los agujeros negros puedan ser utilizados como ordenadores cuánticos por posibles civilizaciones extraterrestres avanzadas. La investigación, publicada en la revista científica Physical Review D, sugiere que los agujeros negros podrían ser una herramienta valiosa para almacenar, procesar y transmitir información a través del universo.

La teoría se basa en la idea de que los agujeros negros tienen una propiedad llamada «supersimetría». Según los científicos, esta propiedad podría permitir que un agujero negro contuviera una gran cantidad de información en su horizonte de sucesos, la frontera más allá de la cual la gravedad del agujero negro es tan fuerte que nada, ni siquiera la luz, puede escapar.

Según el autor principal del estudio, James Guillochon, «Si una civilización avanzada pudiera aprovechar esta propiedad, podrían utilizar los agujeros negros como dispositivos de almacenamiento y procesamiento de información, al igual que nosotros usamos los ordenadores cuánticos».

La idea de que los agujeros negros pueden ser utilizados como herramientas para procesar información no es nueva. La hipótesis del «agujero negro como ordenador» fue propuesta por primera vez por el físico teórico británico Jacob Bekenstein en la década de 1970. La teoría sugiere que la información se almacena en el horizonte de sucesos del agujero negro y se transmite a través de su entrelazamiento cuántico con la radiación de Hawking.

El estudio de la Universidad de Cornell va un paso más allá al sugerir que los agujeros negros podrían utilizarse como dispositivos de almacenamiento y procesamiento de información a través del universo, lo que sugiere que civilizaciones avanzadas podrían estar utilizando estos dispositivos para comunicarse.

La investigación es especulativa y se basa en suposiciones teóricas, pero plantea preguntas interesantes sobre cómo las civilizaciones avanzadas podrían utilizar los agujeros negros y otras herramientas cósmicas para procesar información y comunicarse a través del universo.

En resumen, aunque no hay evidencia concreta de que los agujeros negros estén siendo utilizados como ordenadores cuánticos por civilizaciones extraterrestres, la teoría es intrigante y puede tener implicaciones importantes para la física teórica y la búsqueda de vida en otros planetas.

Fuente: https://www.larazon.es/cultura/fisicos-sugieren-que-extraterrestres-podrian-estar-utilizando-agujeros-negros-como-superordenadores_2023021863f0b4bdb5cd320001394ee4.html

Podría haberse detectado la fusión de un agujero negro con una estrella de neutrones

Aunque los detectores también captaron señales de una fusión entre una estrella de neutrones y un agujero negro el 26 de abril, los investigadores sostienen que el fenómeno S190814bv es mucho más convincente. El evento de abril tiene una probabilidad de una entre siete de ser ruido de la Tierra, y se calcula que las falsas alarmas como la señal de abril aparecen cada 20 meses. Pero casi no hay duda de que S190814bv procede de fuera de nuestro planeta y, para detectar una falsa alarma parecida a S190814bv, el equipo de LIGO estima que habría que esperar más que la edad del universo.

«Es algo mucho más emocionante», afirma Christopher Berry, miembro del equipo de LIGO y físico de la Universidad Northwestern. «Es mucho más probable que sea real y eso significa que vale la pena invertir tiempo y esfuerzo».

Un triturador cósmico

LIGO y Virgo también rastrearon el origen de S190814bv hasta una franja ovalada del firmamento unas 11 veces más ancha que la luna llena, lo que posibilita un seguimiento por telescopio de posibles destellos luminosos. Instrumentos de todo el planeta y en la órbita han detenido sus observaciones habituales programadas para sumarse a la búsqueda y están publicando sus resultados en tiempo real.

«Resulta muy emocionante», afirma Aaron Tohuvavohu, científico de guardia de observación en el telescopio Swift de la NASA, que ha buscado destellos de rayos X y luz ultravioleta en la misma franja en la que se originó la señal de ondas gravitacionales. «Llevo toda la noche sin dormir, pero estoy contentísimo».

Si el Swift y otros telescopio observan el resplandor residual de la colisión detectada por LIGO y Virgo, sería todo un hito para la astronomía, ya que la luz permitiría a los científicos observar las entrañas de una estrella de neutrones por primera vez y quizá incluso probar los límites de la relatividad.

«Eso resultaría fantástico, un sueño para una teórica», afirma Vicky Kalogera, miembro del equipo de LIGO y física de la Universidad Northwestern.

Sin embargo, no hay que dar por hecho que los telescopios vayan a detectar algo. La teoría actual predice que las colisiones entre estrellas de neutrones y agujeros negros no siempre producen luz, dependiendo de la comparación entre las masas de ambos objetos.

Cuanto más iguales sean las masas del agujero negro y la estrella de neutrones, más tardará la estrella en hundirse en el agujero negro. Esto permite que ambos orbiten mucho más cerca el uno del otro, lo que da al agujero negro más oportunidades de destrozar con su gravedad la estrella de neutrones. Antes de que el agujero negro engulla este confeti resplandeciente, puede emitir luz que los telescopios podrían detectar.

Pero si el agujero negro es mucho más masivo que la estrella de neutrones, puede tragarse la estrella entera sin mucho alboroto, es decir, sin emitir luz. Kalogera sostiene que los científicos aún están peinando los datos de S190814bv para establecer los límites de la masa del agujero negro, lo que debería precisar la situación en la que se produjo el evento.

Evaluando la situación

Otra posibilidad más extraña es que el objeto más pequeño de S190814bv no sea una estrella de neutrones.

LIGO y Virgo clasifican las fusiones que observan según las masas estimadas de los objetos en cada colisión. Cualquier cosa por debajo del triple de la masa de nuestro sol se considera una estrella de neutrones. Cualquier cosa superior a cinco veces la masa de nuestro sol se considera un agujero negro. En este caso, se estima que el objeto más pequeño de S190814bv es inferior a tres masas solares.

Aunque en teoría pueden existir agujeros negros menos masivos, las mediciones del cosmos mediante rayos X aún no han detectado señales de su presencia. Del mismo modo, nuestras mejores teorías sobre las estrellas de neutrones apuntan a que, si son superiores a dos masas solares, colapsan y se convierten en agujeros negros. ¿Y si la brecha entre tres y cinco masas solares sencillamente refleja una brecha en nuestras observaciones y el objeto inferior de S190814bv es un agujero negro pequeño?

«En realidad este fenómeno podría desvelarnos dos misterios», afirma Berry. «Cuál es la masa máxima de una estrella de neutrones y cuál es la masa mínima de un agujero negro».

Los detalles de las ondas gravitacionales podrían permitir a los científicos averiguar la identidad del objeto más pequeño de S190814bv. Y si las mediciones posteriores captan un resplandor residual —que, según Kalogera, podría llevar tres semanas— prácticamente confirmaría que el objeto más pequeño es una estrella de neutrones.

Sea cual sea la señal, será una primicia, según Berry: «Es una situación en la que nadie pierde».

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2019/08/posible-deteccion-ligo-fusion-agujero-negro-estrella-neutrones

La importancia científica de la primera foto del agujero negro

A más de 50 años luz de distancia, en el corazón de una gigantesca galaxia elíptica llamada Messier 87, una bestia colosal devora cualquier cosa que se le acerque demasiado. Estrellas, planetas, gas y polvo: ni siquiera la luz huye de las garras de este monstruo una vez cruza un umbral denominado horizonte de sucesos.

Ayer, un equipo de científicos desveló una imagen de ese objeto, un agujero negro supermasivo con la masa de 6.500 millones de soles. Esta imagen histórica, que se parece a un vacío circular rodeado de un anillo de luz desigual, es el primer vistazo de la silueta de un agujero negro, una foto que llega hasta el ineludible borde de las fauces del agujero negro.

La nueva imagen es el impresionante logro del proyecto Event Horizon Telescope, una colaboración global de más de 200 científicos que han empleado una red de observatorios repartidos por todo el mundo, desde Hawái al Polo Sur. Al combinarla, esta red actúa como un telescopio del tamaño de la Tierra y ha sido capaz de recopilar más de un petabyte de datos mientras observaba el agujero negro de M87 en abril de 2017. Los científicos tardaron dos años en montar la instantánea.

Hasta ahora, los humanos solo éramos capaces de ver pruebas indirectas de la existencia de los agujeros negros buscando estrellas que parecieran orbitar objetos extraños, captando la radiación procedente de la materia sobrecalentada que se arremolinaba hacia ellos u observando los energéticos chorros de partículas que salían de sus entornos tumultuosos.

«Hemos estudiado los agujeros negros durante tanto tiempo que a veces cuesta recordar que ninguno ha visto ninguno jamás», afirmó France Cordova, director de la Fundación Nacional para la Ciencia de los Estados Unidos durante la conferencia de prensa en Washington, D.C., en la que se anunció el logro del equipo.

«Nos complace poder anunciarles que hemos observado lo que creíamos inobservable», añadió Shep Doeleman, director del proyecto del Instituto de Astrofísica Harvard-Smithsonian. «Lo que observan es la prueba de un horizonte de sucesos… Ahora tenemos pruebas visuales de un agujero negro».

Seis estudios publicados ayer en Astrophysical Journal Letters describen esta hazaña observacional, el proceso mediante el cual se ha logrado y los detalles que revela la imagen. Una de las conclusiones principales es un cálculo más directo de la masa del agujero negro, que guarda una estrecha correlación con los cálculos derivados del movimiento de las estrellas que los orbitan. Los datos también aportan pruebas de cómo consiguen estos agujeros negros supermasivos desencadenar chorros de partículas tan colosales que viajan casi a la velocidad de la luz.

«Es impresionante, es casi aleccionador en cierto modo», afirmó Doeleman. «La naturaleza ha conspirado para permitirnos observar algo que creíamos que era invisible».

Una naranja en la luna

Inicialmente, el Event Horizon Telescope tenía el objetivo de obtener una imagen del agujero negro supermasivo en el núcleo de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Ese agujero negro, llamado Sagitario A*, es relativamente insignificante frente a M87, ya que contiene la masa de solo cuatro millones de soles. Como M87 es uno de los agujeros negros más próximos y grandes, el equipo decidió apuntar el telescopio hacia él, con la esperanza de comparar ambos monstruos.

Contemplar el corazón de nuestra galaxia resultó ser más complicado que observar el agujero negro del siguiente cúmulo de galaxias, por eso se ha publicado primero el retrato de M87.

En lugar de ser una sola instantánea, como las espectaculares fotos sacadas por el telescopio espacial Hubble, la imagen del EHT es el producto de un proceso denominado interferometría, que combina observaciones de múltiples telescopios para formar una imagen. Cuando las distintas antenas observan simultáneamente el mismo objetivo, los científicos pueden cotejar sus observaciones y «ver» un objeto como si utilizaran una sola antena gigante que abarcara la distancia entre dichos telescopios.

Para resolver el misterio de estos agujeros negros supermasivos —que son diminutos en comparación con las galaxias circundantes—, se necesitaba aprovechar la potencia de radiotelescopios de todo el planeta. Al final, seis observatorios en México, Hawái, Arizona, Chile y España apuntaron sus lentes al cielo y contemplaron M87, la galaxia más grande en el centro del cúmulo de Virgo. La red, que funciona como un telescopio del tamaño de la Tierra, puede observar objetos a solo una diezmilésima del tamaño angular de lo que Hubble puede observar.

«Aquello de lo que intentamos obtener una imagen es muy pequeño en el cielo», afirma Katie Bouman, de Caltech, integrante del equipo de imagen del EHT. «Es casi el mismo tamaño que intentar sacar una foto de una naranja en la luna».

Durante días, el equipo observó M87 en longitudes de ondas de radio cortas, porque las ondas de radio pueden atravesar los turbios velos de gas y polvo que rodean los centros galácticos. Durante el periodo de observación, en el que también incluyeron otros objetivos que no eran M87, el equipo acumuló tantos datos —cinco petabytes— que la única forma razonable de transmitirlos era enviando discos duros en lugar de enviarlos de manera digital.

«Cinco petabytes son muchísimos datos», afirma Dan Marrone, miembro del equipo de la Universidad de Arizona. «Es el equivalente a 5.000 años de archivos MP3 o, según un estudio que leí, toda la colección de selfis sacadas durante las vidas de 40.000 personas».

A continuación, como combinar observaciones de observatorios diferentes no es tarea fácil, cuatro equipos procesaron los datos de forma independiente, empleando algoritmos distintos y cotejándolos con modelos diferentes. Al final, las imágenes que produjo cada equipo fueron bastante similares, lo que sugería que las observaciones eran sólidas y que la foto final es la más precisa posible. Desde luego, apenas se distingue de las simulaciones que el equipo había producido el año antes de publicar la imagen.

«Es casi tal y como lo predijimos», afirma Sera Markoff, integrante del equipo del EHT de la Universidad de Ámsterdam. «Recuerdo que, por la noche, sacaba el móvil y miraba la foto».

El equipo tiene pensado compartir la imagen del agujero negro supermasivo más cercano a la Tierra, pero como Sagitario A* es más cercano, no esperan que esta imagen sea mucho más nítida que la que han publicado.

«M87 está casi 2000 veces más lejos, pero su agujero negro es casi 2000 veces más grande», afirma lord Martin Rees, de la Universidad de Cambridge, astrónomo real del Reino Unido. «Tienen el mismo tamaño angular en el cielo».

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2019/04/la-importancia-cientifica-de-la-primera-foto-del-agujero-negro

Un agujero negro supermasivo vuelve a dar la razón a Einstein

Un análisis detallado del agujero negro supermasivo del núcleo de nuestra galaxia es el último intento de llevar al límite nuestros conocimientos de la gravedad.

¿Qué ocurre cuando una estrella tiene un encuentro cercano con un agujero negro supermasivo? Que da a los astrónomos la oportunidad de poner a Einstein a prueba.

Mediante el estudio del comportamiento de una estrella que da vueltas alrededor del agujero negro del centro de nuestra galaxia, los científicos han confirmado que el intenso campo gravitatorio del objeto frena la luz estelar y provoca un retraso perceptible en su viaje a través del cosmos. Esta medición es la mejor manera de poner a prueba una de las predicciones fundamentales de la teoría de la relatividad general de Einstein, que sugiere que la luz perderá energía al intentar desplazarse a través un campo gravitatorio extremo.

«Este tipo de experimento es la primera prueba directa del funcionamiento de la gravedad cerca de un agujero negro supermasivo», afirma Andrea Ghez, astrónoma de la Universidad de California en Los Ángeles cuyo equipo ha publicado los resultados en la revista Science. «La gravedad es importantísima, tanto para la comprensión del universo como en nuestras vidas cotidianas».

Algún día, los astrónomos esperan hallar pruebas de que la relatividad general no funciona en entornos gravitatorios extremos, ya que eso daría cabida a la posibilidad de nuevos tipos de físicas que podrían resolver algunos de los grandes misterios de nuestra comprensión del universo.

Con todo, por ahora parece que Einstein estaba en lo cierto (otra vez) y que las teorías alternativas de la gravedad, entre ellas una desarrollada por Isaac Newton, quedan descartadas.

Un conjunto de datos enorme

Como describe la relatividad general, lo que percibimos como gravedad es el resultado de la masa de un objeto que curva el tejido del espacio-tiempo. La teoría también sostiene que la gravedad afecta incluso a la luz y que los objetos muy masivos distorsionan cualquier luz que se desplace en torno a ellos. La observación más famosa del efecto se produjo durante un eclipse solar en 1919, lo que convirtió la relatividad general en un pilar de la ciencia.

Por eso los astrónomos están tan emocionados con el cúmulo de estrellas que orbita el agujero negro supermasivo del núcleo de nuestra galaxia, un monstruo con la masa de cuatro millones de soles denominado Sagitario A*, o SgrA* para abreviar. Este gigante se encuentra a unos 26 000 años luz de la Tierra y se oculta tras un telón de gas y polvo.

La estrella de este espectáculo se llama S0-2 y pasa a toda velocidad alrededor del agujero negro supermasivo de la Vía Láctea, completando una órbita ovalada en solo 16 años. En su acercamiento máximo a SgrA*, la estrella atraviesa el estrella a aproximadamente 25 millones de kilómetros por hora, o casi el tres por ciento de la velocidad de la luz.

«Estas cosas cambian en una vida humana», afirma Ghez. «Las constelaciones que observamos han sido las mismas durante toda la historia humana. Pero en el centro de la galaxia, como reina un campo gravitatorio tan intenso, las estrellas se mueven».

Como su órbita es ovalada, la S0-2 pasa de estar muy cerca a estar muy lejos del agujero negro central de la galaxia. Ghez y sus colegas querían estudiar el acercamiento máximo de la S0-2 a Sagitario A*, que se produjo en mayo del año pasado. Entre marzo y septiembre, el equipo tomó mediciones precisas del movimiento de la estrella por el espacio empleando una serie de telescopios en Chile y en el volcán hawaiano Mauna Kea.

«Hay que conocer la forma de la órbita de forma inequívoca», afirma Ghez. «En su máximo acercamiento, cuando la estrella experimenta el campo gravitatorio más intenso, es donde se puede poner a prueba la teoría de la relatividad general de Einstein».

Los científicos añadieron esos últimos datos a un conjunto de observaciones recopiladas desde 1995. La información combinada les permitió computar la órbita completa de la S0-2 en tres dimensiones.

La explicación sencilla es que, cuando la S0-2 está más cerca de SgrA*, el agujero negro actúa como un badén y ralentiza la luz de la estrella conforme se desplaza por el cosmos. El efecto se manifiesta en forma de estiramiento de la luz de la S0-2 hacia longitudes de onda más rojas y menos energéticas.

«Básicamente, el desplazamiento al rojo gravitatorio está codificado en la espectroscopia», explica Ghez, que indica que la luz de la estrella S0-2 se ralentiza unos 201 kilómetros por segundo, algo que predicen las ecuaciones de Einstein para un objeto con el peso gravitacional de SgrA*. Además, el trabajo determina con mayor precisión la masa y la distancia de SgrA*.

Los científicos ya habían puesto a prueba de esta forma la relatividad general. Los campos gravitatorios más débiles de nuestro propio sistema solar y en torno a los cadáveres giratorios de las estrellas, denominados púlsares, poseen el mismo efecto. Los satélites de posicionamiento global deben ajustarse continuamente por los efectos relativistas de la gravedad de la Tierra y, sin dichas correcciones, uno no podría desplazarse con una aplicación de mapas.

Asimismo, el equipo GRAVITY, con sede en el Instituto Max Planck de Física Extraterrestre de Alemania, ha estudiado durante décadas el centro de la galaxia y el año pasado, la colaboración anunció que había detectado ese mismo desplazamiento al rojo gravitatorio en la luz de la S0-2 descrito por el equipo de Ghez.

Las dos mediciones coinciden, lo que apunta a que la gravedad concuerda con la teoría de Einstein en lugar de con un modelo newtoniano, pero difieren en los detalles. Ghez sospecha que los errores sistemáticos provocados por el instrumental y los marcos de referencia explican las disparidades y, según ella, mientras los equipos siguen estudiando el centro galáctico, será cada vez más importante eliminar dichos errores.

Frank Eisenhauer, investigador principal de GRAVITY, afirma que es maravilloso ver nuevas mediciones independientes y la confirmación del desplazamiento al rojo gravitatorio. Para él, los resultados demuestran que la bestia supermasiva del centro de nuestra galaxia sigue siendo un punto importante para descifrar la física de los agujeros negros y la teoría de la gravedad.

«El futuro de la investigación del centro galáctico es muy prometedor», afirma.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2019/07/agujero-negro-supermasivo-da-la-razon-einstein-relatividad-general

Detectadas nuevas ondas gravitacionales resultantes del choque entre dos agujeros negros masivos

Los agujeros negros que colisionaron hace 3.000 años, más masivos de lo esperado, enviaron ondas gravitacionales que han atravesado la Tierra.

La danza de los agujeros negros

LIGO detectó las ondas a partir de la colisión más reciente de agujeros negros el pasado 4 de enero de 2017, unos 3.000 millones de años después de que tuviera lugar. Las ondas gravitacionales atravesaron la Tierra y sacudieron ligeramente series idénticas de láseres y espejos construidas en Hanford, Washington, y en Livingston, Luisiana.

Las ondas encogieron y expandieron el espacio en la Tierra el equivalente a una fracción de la anchura de un protón, una de las partículas que compone el núcleo de un átomo. Eso, obviamente, resulta imposible de percibir por parte de los humanos, pero los detectores de LIGO son tan sensibles que ni siquiera las perturbaciones más diminutas pueden escapar a sus láseres.

Tras un detenido análisis de la señal, el equipo encargado de LIGO determinó que se trataba de la huella de una colisión catastrófica entre dos agujeros negros, uno con una masa equivalente a casi 30 soles y otro con la masa de 19 soles.

Estos agujeros negros habían estado girando el uno en torno al otro durante eones, acercándose poco a poco en lo que se convertiría una espiral cósmica mortal. A medida que se aproximaban, radiaban energía en forma de ondas gravitacionales. Y cuando finalmente colisionaron y se fusionaron, liberaron todavía más energía, en esa misma forma.

El agujero negro único resultante de dicha espiral de furia cósmica conforma una masa de espacio-tiempo curvado y sin fondo equivalente a 50 soles, según informa el equipo de LIGO en la revista Physical Review Letters.

Más masivos de lo esperado

Las dos primeras detecciones gravitacionales de LIGO, en septiembre de 2015 y diciembre de 2015, también implicaron colisiones entre agujeros negros. En dos de los tres casos, los agujeros negros son increíblemente masivos en comparación con las expectativas de los astrofísicos.

Los resultados combinados revelan a los científicos que mucho de lo que creían saber sobre los agujeros negros estelares no es del todo acertado.

Los agujeros negros estelares son agujeros negros creados por la explosión y la muerte de estrellas con más masa que el Sol. Se podría pensar ingenuamente que cuanto más grande sea la estrella, más grande será el agujero negro. Pero la astrofísica no funciona necesariamente de esa manera.

En su lugar, cuanto más grande sea la estrella, más tempestuosa será, y sus fuertes vientos estelares envían ráfagas de materia al espacio durante el transcurso de la vida de dicha estrella. Cuando la estrella muere, ya ha perdido gran parte de su masa, por lo que finalmente se convierte en un agujero negro relativamente pequeño. STEINN SIGURDSSON

Durante décadas, las teorías y la observación sugerían que los agujeros negros estelares no podían exceder las 10 masas solares, según explica Steinn Sigurdsson, de la Universidad Estatal de Pensilvania. Pero LIGO está revelando múltiples agujeros negros con una masa significativamente superior al límite que se asumía previamente, aunque son considerablemente inferiores a los enormes gigantes que viven en los corazones de las galaxias.

«Antes de nuestros descubrimientos, ni siquiera sabíamos a ciencia cierta que estos agujeros negros existían», nos cuenta Laura Cadonati, del Instituto de Tecnología de Georgia, que forma parte del equipo de LIGO. Ahora, los astrofísicos tendrán que devanarse los sesos para explicar cómo se formaron estos extraños cuerpos.

«Tenemos que averiguar una forma de explicar lo masivos que son», afirma Haggard. «Esto ya supuso un dilema en el primer descubrimiento, debido a los agujeros negros con una masa de 30 soles. No teníamos modelos que lo descartasen totalmente, pero son algo sorprendente. Estos [agujeros negros recién descubiertos] son extremadamente masivos».

Una de las explicaciones para estos agujeros negros sugiere que sus enormes estrellas originarias estaban hechas en un principio de hidrógeno y helio, que resultan en vientos menos tempestuosos y por tanto en una pérdida de masa mucho menor. Cuando estas estrellas murieron, mucha más masa acabó colapsando y formando este agujero negro.

Estrellas como estas eran comunes en los cúmulos globulares, o agrupaciones densas de estrellas extremadamente viejas que orbitan alrededor de las galaxias, incluyendo la nuestra.

Teorías de origen enfrentadas

Otra línea de pruebas de LIGO apoyaría la idea de que los cúmulos globulares tendrían un papel en la saga de dúos de agujeros negros masivos.

A partir de las señales de ondas gravitacionales, el equipo de LIGO podría deducir varias características de los agujeros negros antes de que se fusionaran, incluyendo la dirección en la que giraban y la orientación de sus ejes de rotación. Basándose en dicha información, Cadonati afirma que parece que la colisión habría tenido lugar dentro de un cúmulo globular.

Una de las teorías acerca del origen de los agujeros negros binarios implica que una pareja de estrellas hermanas masivas orbiten una alrededor de la otra. Cuando dichas estrellas mueren, sus «cadáveres» seguirían en esa danza giratoria, lo que suele dar como resultado una pareja de agujeros negros con giros y orientaciones similares.

Sin embargo, los datos más recientes de LIGO sugieren que los antiguos agujeros negros no tendrían giros totalmente alineados. Sería posible que estos agujeros negros se hubieran formado por separado dentro de un cúmulo globular. A continuación, se habrían desplazado hacia el centro del cúmulo, donde finalmente acabaron en una espiral giratoria.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2017/06/detectadas-nuevas-ondas-gravitacionales-resultantes-del-choque-entre-dos-agujeros-negros-masivos

Detectada la estrella más cercana al agujero negro de la Vía Láctea

8 de octubre de 2012

Un equipo de científicos ha detectado la estrella más cercana al agujero negro central de la Vía Láctea. El hallazgo ofrece la posibilidad de comprobar la teoría de la relatividad de Einstein.

La estrella, llamada S0-102, tarda solamente 11,2 años en completar su órbita alrededor del agujero negro, convirtiéndose así en el objeto conocido más cercano al centro superdenso de nuestra galaxia. La estrella se mueve a una velocidad de hasta 10.600 kilómetros por segundo y se encuentra en una órbita estable, aunque cambiante.

S0-102 es la segunda estrella identificada que orbita alrededor de este agujero negro, la otra, S0-2, tarda 16 años.

«El encontrar estrellas tan cerca del agujero negro supermasivo (hasta cien veces más cerca de su horizonte de sucesos) indica lo rápido que se está avanzando en este campo», señala la coautora del estudio Andrea Ghez, de la Universidad de California (Estados Unidos). Un horizonte de sucesos es el límite en el que nada, incluida la luz, puede escapar a la atracción de un agujero negro.

«El primer paso ha sido el descubrimiento, pero el siguiente entra en el campo de la física fundamental, pues es un escenario perfecto para probar la teoría general de la relatividad».

Mejor con órbitas cercanas

El agujero negro, que tiene cuatro millones de veces la masa de nuestro Sol pero es solamente diez veces más grande, es conocido como Sagitario A, por la constelación en la que se encuentra, a unos 26.000 años luz de la Tierra.

La teoría de Einstein afirma que la masa puede curvar el espacio-tiempo, lo que ha sido probado ya múltiples veces. Sin embargo, nunca se ha confirmado alrededor de un gran agujero negro, donde se sabe que la física tradicional se viene abajo, o en una escala como la que ofrecen Sagitario A y sus estrellas de alrededor.

Ahora Ghez y su equipo podrán empezar a probar lo que ocurre en las órbitas de estrellas relativamente cercanas a un agujero negro supermasivo. Si Einstein estaba en lo cierto, las órbitas deberían girar levemente con cada rotación, sin volver nunca al mismo sitio.

Para determinar los efectos del agujero negro, los investigadores tienen que observar un circuito completo, especialmente para descubrir lo que ocurre cuando una estrella está lo más cerca posible a un agujero negro, fenómeno llamado periastro o periapsis.

La cercanía de las órbitas es tan importante porque permite observaciones que resultan imposibles con estrellas que completan una órbita en 60 años o más, como la mayoría de las estrellas que rodean el agujero negro central.

Estrellas jóvenes

«Se trata de un hallazgo importantísimo, porque para las estrellas situadas más cerca del agujero negro, el campo gravitacional se vuelve más fuerte y los efectos más pronunciados», afirma Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, que no participó en el estudio.

En su opinión, el hecho de que se haya descubierto S0-102, a pesar de que es 16 veces más tenue que S0-2, sugiere no solo que la tecnología avanza a gran velocidad, sino también que podría haber muchas más estrellas orbitando cerca de Sagitario A.

Sin embargo, la posible presencia de otros cuerpos en la zona complica el trabajo para probar la teoría de Einstein con una sola estrella.

Esto se debe a que la órbita de una estrella está sujeta al empuje gravitacional de otros cuerpos, además de Sagitario A, empuje que quedaría explicado por la presencia de una segunda estrella.

«La presencia de S0-102 y S0-2 revelaría por primera vez la verdadera geometría del espacio-tiempo cerca de un agujero negro», declara Ghez.

«No se pueden llevar a cabo las mediciones con una única estrella», afirma la coautora del estudio, que será publicado en la revista Science.

Sin embargo, aunque podría haber más estrellas todavía más cerca de Sagitario A, se desconoce realmente cómo de cerca podrían estar.

Debido a su fuerte atracción, el agujero negro acabaría con las estrellas que se acercaran demasiado. Este hecho convenció al equipo de Ghez de que las estrellas cercanas a Sagitario A serían estrellas viejas, y no jóvenes y bien formadas.

Sin embargo, S0-2 resultó ser, para su sorpresa, una estrella joven, al igual que S0-102.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/detectada-la-estrella-mas-cercana-al-agujero-negro-de-la-via-lactea

Descubierto un agujero negro de tamaño mediano

6 de julio de 2012

Hay un extraño y nuevo elemento en el bloque celestial, un agujero negro de medio tamaño.

Tras casi tres años de observación de un objeto brillante a 300 millones de años luz de distancia, los astrónomos han anunciado el descubrimiento de HLX-1, el primer representante de un nuevo tipo de agujero negro.

Hasta hace poco, se creía que los agujeros sólo podían tener dos tamaños: pequeños (varias veces más pesado que nuestro Sol), y los supermasívos con capacidad para tragarse nuestro sistema galáctico.

El nuevo agujero encontrado, tiene un peso similar a la materia de 90.000 soles

Un equipo internacional, que descubrió el HLX-1 «casi por accidente» en el año 2009, cuando bombardearon con grandes cantidades de rayos X y de radio el núcleo de la galaxia espiral de acogida, más allá de unos 12.000 años luz.

«Nuestras observaciones de 2009 y 2010 mostraron que el HLX-1 se comportaba de manera similar a los agujeros negros estelares, por lo que apareció cuando deberíamos estar esperando a ver destellos de radio de HLX-1», dijo la líder del estudio, Natalie Web, del Centro de Estudios Espaciales Rayonnements en Francia.

El origen de estos agujeros negros intermedios puede encontrarse en los centros de los cúmulos globulares, donde cientos de miles de estrellas están densamente unidas por la gravedad.

Por otra parte, los agujeros medianos pueden ser verdaderas reliquias ancestrales del universo, formados por las estrellas más tempranas, dijo Webb, cuyo estudio fue publicado mañana en la revista Science.

Los agujeros de medio tamaño nos servirían para explicar los más grandes

La propia existencia de los agujeros negros de peso mediano también puede ser clave en la solución de cómo sus primos supermasívos fueron formados.

De hecho, Webb sospecha que los pesos medianos pueden ser progenitores de los agujeros negros más grandes.

“Cuando una serie de agujeros negros intermedios se fusionaron en el universo temprano para formar los agujeros negros supermasívos que vemos hoy», dijo Webb.

De cualquier manera, sin realizar estudios adicionales, es imposible asentar una teoría firme sobre el tema.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/descubierto-un-agujero-negro-de-tamano-mediano