
Decía el astrofísico y divulgador Carl Sagan que el ser humano habita un insignificante planeta de una triste estrella perdida en una galaxia sobre la olvidada esquina de un universo en el que hay muchas más galaxias que personas. Precisamente con esta misma conciencia de la existencia de otros cuerpos en el firmamento, los investigadores se han afanado durante siglos en encontrarlos y, ahora, un proyecto científico de once instituciones alemanas y españolas ha descubierto 59 exoplanetas en la vecindad solar, 10 de ellos potencialmente habitables.
La primera evidencia de la existencia de un exoplaneta se registró en 1917, pero nunca llegó a ser reconocida como tal. Hubo que esperar hasta 1992, hace ahora tres décadas, a que se detectase oficialmente el primero. En la actualidad, hay más de 5.300. A engrosar esta lista ha contribuido el proyecto CARMENES, basado en un instrumento homónimo que no ha dejado de buscar estos mundos fuera del Sistema Solar desde su puesta en marcha en 2016.
El descubrimiento ha sido posible gracias a esta herramienta, compuesta por dos espectrógrafos, uno en el rango visible y otro en el infrarrojo, según explica Pedro Amado, coinvestigador principal del consorcio CARMENES y uno de los autores de esta recopilación. «Cuando en 2016 comenzamos a apuntar al cielo, a observar estrellas, empezamos a detectar planetas. Este es el resultado», señala. El equipo lo han integrado más de 200 investigadores de 11 instituciones y lo ha coliderado el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), con participación del Instituto de Ciencias del Espacio (IEEC-CSIC) y del Centro de Astrobiología (CAB).
«Esto es un punto y seguido. Es una primera apertura a nuestros datos a todos los investigadores del mundo para que puedan producir más ciencia. Nosotros hemos sacado mucha. Con este artículo se demuestra. Hemos descubierto 60 planetas donde antes no había casi ninguno o, bueno, ahora hay mucho más de la mitad de los que había. Haciéndolos accesibles a toda la comunidad, queremos potenciar el avance en la ciencia, el conocimiento de los exoplanetas que puedan llevar a cabo otros grupos de investigación del mundo», apunta.
Exoplanetas potencialmente habitables
Entre los 59 exoplanetas hallados en este estudio, 10 son potencialmente habitables. Pero ¿qué implica esta definición? Implica que son «parecidos a la Tierra, rocosos, con una superficie dura y no gaseosos». Además, supone que se encuentran a una distancia de su estrella tal que la temperatura sobre su superficie está en un rango en el que podría permitir la presencia de agua líquida. «Solo eso, no significa nada más», precisa Amado.
«No sabemos si tienen atmósfera o, por lo menos, no lo sabemos en la gran mayoría de los casos. Ignoramos si puede existir realmente agua líquida en la superficie o no. No conocemos muchísimas cosas de esos planetas, pero en principio son potencialmente parecidos a la Tierra y podría haber agua en estado líquido en su superficie», recalca.
De esos mundos potencialmente habitables, dos orbitan a la estrella Teegarden, a 12,5 años luz de la humanidad; un par se encuentra en el sistema de la enana roja GJ 1002, a 16 años luz, y otro es Wolf 1069 b, en las proximidades de la estrella de baja masa M 5.0 V. Además, todos ellos cuentan con una masa similar a la Tierra.
Otro de los planetas de esta decena potencialmente habitable es una ‘supertierra’ (hasta 10 masas terrestres) con un órbita excéntrica en torno a la enana M Gl 514, otro es un planeta con una masa similar a la de Neptuno cerca de la estrella HD 180617 y el octavo tiene una masa algo inferior al anterior en el sistema de HN Lib.
¿Y ahora?
Los datos publicados este miércoles abarcan desde 2016 hasta 2020, desde que el consorcio diseñó el instrumento, lo construyó y lo instaló en el observatorio. Tras obtener este conjunto de información, han continuado trabajando en un nuevo proyecto de Legado. «Estamos estudiando las atmósferas de algunos de esos planetas y mejorando el canal infrarrojo para poder conseguir una mejor precisión y mantener el instrumento a la vanguardia de la tecnología», detalla Amado.
«El proyecto que yo estoy considerando es intentar buscar planetas en las estrellas más frías. Estas son en general enanas M, objetos muy fríos, muy rojos. Si nos vamos al extremo, a las más pequeñitas, el canal visible prácticamente no sirve porque emiten en el infrarrojo», ahonda, con la esperanza de profundizar en el conocimiento del universo y arrojar luz sobre todos estos astros.