¿Qué caracteriza a los diez exoplanetas hallados por el observatorio español CARMENES en la vecindad solar?

Decía el astrofísico y divulgador Carl Sagan que el ser humano habita un insignificante planeta de una triste estrella perdida en una galaxia sobre la olvidada esquina de un universo en el que hay muchas más galaxias que personas. Precisamente con esta misma conciencia de la existencia de otros cuerpos en el firmamento, los investigadores se han afanado durante siglos en encontrarlos y, ahora, un proyecto científico de once instituciones alemanas y españolas ha descubierto 59 exoplanetas en la vecindad solar, 10 de ellos potencialmente habitables.

La primera evidencia de la existencia de un exoplaneta se registró en 1917, pero nunca llegó a ser reconocida como tal. Hubo que esperar hasta 1992, hace ahora tres décadas, a que se detectase oficialmente el primero. En la actualidad, hay más de 5.300. A engrosar esta lista ha contribuido el proyecto CARMENES, basado en un instrumento homónimo que no ha dejado de buscar estos mundos fuera del Sistema Solar desde su puesta en marcha en 2016. El resultado lo publicó este miércoles la revista Astronomy & Astrophysics.

El descubrimiento ha sido posible gracias a esta herramienta, compuesta por dos espectrógrafos, uno en el rango visible y otro en el infrarrojo, según explica Pedro Amado, coinvestigador principal del consorcio CARMENES y uno de los autores de esta recopilación. «Cuando en 2016 comenzamos a apuntar al cielo, a observar estrellas, empezamos a detectar planetas. Este es el resultado», señala. El equipo lo han integrado más de 200 investigadores de 11 instituciones y lo ha coliderado el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), con participación del Instituto de Ciencias del Espacio (IEEC-CSIC) y del Centro de Astrobiología (CAB).

«Esto es un punto y seguido. Es una primera apertura a nuestros datos a todos los investigadores del mundo para que puedan producir más ciencia. Nosotros hemos sacado mucha. Con este artículo se demuestra. Hemos descubierto 60 planetas donde antes no había casi ninguno o, bueno, ahora hay mucho más de la mitad de los que había. Haciéndolos accesibles a toda la comunidad, queremos potenciar el avance en la ciencia, el conocimiento de los exoplanetas que puedan llevar a cabo otros grupos de investigación del mundo», apunta.

Exoplanetas potencialmente habitables

Entre los 59 exoplanetas hallados en este estudio, 10 son potencialmente habitables. Pero ¿qué implica esta definición? Implica que son «parecidos a la Tierra, rocosos, con una superficie dura y no gaseosos». Además, supone que se encuentran a una distancia de su estrella tal que la temperatura sobre su superficie está en un rango en el que podría permitir la presencia de agua líquida. «Solo eso, no significa nada más», precisa Amado.

«No sabemos si tienen atmósfera o, por lo menos, no lo sabemos en la gran mayoría de los casos. Ignoramos si puede existir realmente agua líquida en la superficie o no. No conocemos muchísimas cosas de esos planetas, pero en principio son potencialmente parecidos a la Tierra y podría haber agua en estado líquido en su superficie», recalca.

De esos mundos potencialmente habitables, dos orbitan a la estrella Teegarden, a 12,5 años luz de la humanidad; un par se encuentra en el sistema de la enana roja GJ 1002, a 16 años luz, y otro es Wolf 1069 b, en las proximidades de la estrella de baja masa M 5.0 V. Además, todos ellos cuentan con una masa similar a la Tierra.

Otros dos planetas de esta decena potencialmente habitable son dos ‘supertierras’ (hasta 10 masas terrestres): uno con un órbita excéntrica en torno a la enana M Gl 514 y otro es GJ 357, a 31 años luz. Otro se encuentra cerca de la estrella HD 180617 y tiene una masa similar a la de Neptuno, y el noveno tiene una masa algo inferior al anterior y se halla en el sistema de HN Lib. El décimo es K2-18 b, en el que se detectó vapor de agua en septiembre de 2019.

«Ahora bien, parece que hay uno más, un Neptuno en HD 147379. Algunos de estos planetas, por el tipo de orbita excéntrica (elipse) en vez de circular, entran y salen de la zona de habitabilidad», subraya Amado.

¿Y ahora?

Los datos publicados este miércoles abarcan desde 2016 hasta 2020, desde que el consorcio diseñó el instrumento, lo construyó y lo instaló en el observatorio. Tras obtener este conjunto de información, han continuado trabajando en un nuevo proyecto de Legado. «Estamos estudiando las atmósferas de algunos de esos planetas y mejorando el canal infrarrojo para poder conseguir una mejor precisión y mantener el instrumento a la vanguardia de la tecnología», detalla Amado.

«El proyecto que yo estoy considerando es intentar buscar planetas en las estrellas más frías. Estas son en general enanas M, objetos muy fríos, muy rojos. Si nos vamos al extremo, a las más pequeñitas, el canal visible prácticamente no sirve porque emiten en el infrarrojo», ahonda, con la esperanza de profundizar en el conocimiento del universo y arrojar luz sobre todos estos astros.

https://www.20minutos.es/noticia/5103733/0/caracteriza-exoplanetas-hallados-observatorio-espanol-carmenes-vecindad-solar/

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Sagitario A se ‘merienda’ una nube de gas 50 veces mayor que la Tierra ante los ojos de los astrónomos

La nube, que la gravedad del agujero negro central de nuestra galaxia ha estirado hasta convertirla en un filamento de 3.000 unidades astronómicas de largo, se destruirá totalmente en 2036

Está ocurriendo en tiempo real y ante la mirada atónita de los astrónomos. Una enorme nube de gas llamada X7, del tamaño de 50 Tierras, está siendo destrozada y devorada ‘en directo’ por Sagitario A*, el gran agujero negro central de nuestra galaxia.

Durante los últimos 20 años los astrónomos han observado con el Observatorio W. M. Keck, en Hawái, uno de los más poderosos del mundo, cómo la nube se iba acercando y cambiando de forma, estirándose más y más a causa de la gravedad del agujero negro a medida que se acercaba a su inevitable final. Una ‘agonía’ que en términos humanos podría considerarse lenta, pero que es un simple suspiro en las escalas temporales cósmicas.

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Las observaciones revelan que actualmente la nube se ha convertido en un largo filamento de 3.000 Unidades Astronómicas (UA) de largo (una UA equivale a 150 millones de kilómetros, la distancia entre el Sol y la Tierra) y que se está ‘enroscando’ cada vez más estrechamente alrededor de Sagitario A*. El estudio se acaba de publicar en ‘The Astrophysical Journal’.

«Es una oportunidad única – asegura Anna Ciurlo, autora principal del artículo- para observar los efectos de las fuerzas de marea del agujero negro en alta resolución, lo que nos da una idea de la física del entorno extremo del Centro Galáctico«. Las fuerzas de marea, causadas por la fuerte atracción gravitacional de Sagitario A*, son capaces de estirar cualquier objeto que se acerque al agujero negro; la gravedad es tan fuerte que el lado más cercano del objeto al ‘monstruo’ (ya se trate de una nube de gas, un ser humano o un planeta entero) es atraído con mucha más fuerza que el lado más alejado, lo que provoca su estiramiento, en un proceso que los científicos han llamado ‘espaguetización’.

«Es muy emocionante -dice por su parte Randy Campbell, coautor de la investigación- poder observar cambios significativos en la forma y la dinámica de X7 con tanto detalle y en una escala de tiempo relativamente corta, ya que las fuerzas gravitatorias del agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea influyen en este objeto«. Actualmente, X7 se encuentra en una trayectoria orbital alrededor de Sagitario A* que, de poder completarse, tardaría 170 años. Aunque todo apunta a que no tendrá tiempo de hacerlo.

No más allá de 2036

En palabras de Mark Morris, de la Universidad de California en Los Angeles y otro de los autores del estudio, «anticipamos que las potentes fuerzas de marea ejercidas por el agujero negro galáctico finalmente destrozarán a X7 antes de que pueda siquiera completar una órbita». Según se desprende de su trayectoria, el equipo estima que la desdichada nube se acercará mucho más al agujero negro alrededor del año 2036 para luego disiparse por completo en cuestión de poco tiempo. El gas y el polvo que constituyen X7 serán arrastrados hacia Sagitario A* y los investigadores creen que podrían causar algunos ‘fuegos artificiales’ a medida que se calientan y giran en espiral hacia el corazón del agujero negro.

El trabajo constituye la primera estimación de la trayectoria orbital de X7 y también el análisis más sólido hasta la fecha de los notables cambios en su apariencia, forma y comportamiento. Para observar X7, el equipo utilizó el espectrógrafo de imágenes infrarrojas OSIRIS y la cámara de infrarrojo cercano de segunda generación NIRC2 del Observatorio Keck, en combinación con los sistemas de óptica adaptativa de los telescopios Keck I y Keck II.

¿Un objeto G?

Según los autores del trabajo, X7 comparte algunas propiedades con otros objetos polvorientos que orbitan alrededor de Sagitario A* llamados ‘objetos G’, que parecen gas pero se comportan como estrellas. Sin embargo, la estructura, la forma y la velocidad de X7 han cambiado más rápida y bruscamente de como lo hacen en los objetos G. El filamento de gas y polvo, por ejemplo, se mueve mucho más rápido, registrando velocidades de hasta 800 km por segundo.

Con todo, el origen de X7 sigue siendo un secreto a la espera de ser resuelto, aunque los investigadores barajan algunas ideas al respecto. «Una posibilidad -dice Ciurlo- es que el gas y el polvo de X7 fueran expulsados en el momento en que dos estrellas se fusionaron. En un proceso de este tipo, la estrella fusionada se oculta en el interior de una capa de polvo y gas, lo que podría encajar en la descripción de los objetos G. Y el gas expulsado tal vez produjo objetos similares a X7».

Por supuesto, los investigadores seguirán observando X7 hasta el final, y estudiando paso a paso cómo la enorme gravedad de Sagitario A* lo está destrozando día a día. «Es un privilegio -afirma Campbell- poder estudiar el ambiente extremo del centro de nuestra galaxia».

https://www.abc.es/ciencia/sagitario-merienda-nube-gas-veces-mayor-tierra-20230227131222-nt.html

Jeff Bezos llega al espacio: un pequeño paso hacia grandes sueños espaciales

El primer lanzamiento tripulado del New Shepard transportó a Bezos, su hermano y las personas más anciana y más joven que han ido al espacio: la pionera de la aviación de 82 años Wally Funk y un estudiante neerlandés de 18 años.

Esta mañana, mientras el sol salía sobre un puerto espacial privado en una zona rural de Texas, un cohete de seis etapas encendió motores y despegó, transportando una nave con cuatro personas a bordo: los primeros pasajeros que viajan en el cohete New Shepard de Blue Origin. El cohete voló hacia las estrellas y, a unos 76 200 metros de altitud, la cápsula de la tripulación se separó del cohete y continuó hacia el límite de la atmósfera, mientras que el cohete cayó a la Tierra y ejecutó un aterrizaje vertical controlado.

Mientras la cápsula ascendía, los miembros de la tripulación se desabrocharon los cinturones y flotaron en ingravidez durante unos minutos, gritando con entusiasmo mientras disfrutaban de las vistas por las ventanas. A 107 040 metros, no en órbita pero muy por encima de la línea de 100 kilómetros que marca la frontera del espacio reconocida a nivel internacional, la cápsula empezó a caer. Unos diez minutos después del lanzamiento, los paracaídas la ayudaron a aterrizar sana y salva en la Tierra.

La nave transportaba a una tripulación irregular conforme a los estándares de los vuelos espaciales. Uno de los pasajeros era Jeff Bezos, fundador de Blue Origin y que actualmente es la persona más rica del mundo. Su hermano Mark le acompañó en el vuelo inaugural. También viajó una persona que quizá eclipse a los hermanos Bezos, al menos para los que conozcan historia aeroespacial: Wally Funk, una aviadora de 82 años que ha soñado con ser astronauta desde los primeros días del programa de vuelos espaciales humanos de la NASA. Entrenó para ser astronauta y superó a los siete hombres elegidos para el programa Mercury en muchas de las pruebas, pero no tuvo la oportunidad de ir al espacio.

«¡Está oscuro aquí arriba!», exclamó Funk mientras flotaba en el espacio.

El cuarto tripulante era Oliver Daemen, un joven holandés de 18 años, que se ha convertido en la persona más joven que ha viajado al espacio. El padre de Daemen pagó una cantidad no revelada para que su hijo experimentara la ingravidez, viera el cielo oscuro y contemplara el horizonte curvo de la Tierra durante unos minutos.

«Llevo años esperando para ver cuándo se van a decidir a llevar humanos al espacio», dice Laura Seward Forczyk, fundadora de la consultora aeroespacial Astralytical, sobre Blue Origin. «Está bien que al fin hayan decidido que este es el momento; han tenido este plan durante años, así que se veía venir».

Un pequeño paso hacia un gran sueño

El vuelo de 10 minutos de ayer martes marca un hito para Blue Origin. La empresa ha sido relativamente reservada acerca del desarrollo de su nave comparada con los rivales del sector SpaceX, fundada por Elon Musk, y Virgin Galactic, dirigida por Richard Branson. Como esta última, que llevó a Branson al espacio el 11 de julio, Blue Origin planea ofrecer vuelos a clientes a bordo del New Shepard a partir de finales de este año. Esos vuelos permitirán que hasta seis personas a la vez experimenten la breve emoción de un viaje al espacio, que incluye unos cuatro minutos de ingravidez.

Se desconoce cuál será el precio de tal oportunidad, pero Blue Origin afirma que tiene una lista de pasajeros esperando su turno para realizar este viaje parabólico. Uno de ellos es un cliente anónimo que pujó 28 millones de dólares para poder volar en su vuelo inaugural, pero tuvo que posponer el viaje al espacio en el último minuto por «conflictos de horario», dijo la compañía.

Blue Origin también tiene proyectos más elevados en espera. La empresa está diseñando un aterrizador lunar y un cohete más grande, llamado New Glenn, que podría transportar a humanos a la órbita de la Tierra y más allá, al reino de las estaciones espaciales y los satélites, de los paseos espaciales y los futuros extraterrestres imaginados.

Bezos ha dicho que fundó Blue Origin porque quiere ayudar a crear un futuro en el que millones de personas vivan en el espacio, residiendo en mundos rotatorios y exuberantes en órbita. Enviar a pasajeros en vuelos suborbitales es un primer paso lógico acorde con esa visión, dice la analista del sector Carissa Christensen, fundadora y consejera delegada de Bryce Space and Technology, una empresa de consultoría aeroespacial.

«Me tomo de forma muy literal lo que Jeff Bezos ha dicho públicamente, que realmente cree en la importancia y el valor del acceso de los humanos al espacio, de ampliar y expandir ese acceso, de permitir un futuro en el que las personas vivan y trabajen en el espacio», afirma Christensen. «Jeff Bezos podría invertir su tiempo y su riqueza de muchas formas», señala, pero ha optado por «invertir sus finanzas personales en el lanzamiento de una empresa».

Sin embargo, los críticos enseguida señalan que ni Blue Origin ni Virgin Galactic amplían realmente el acceso al espacio con estos vuelos al espacio, al menos no por ahora. Estas primeras tripulaciones están compuestas por personas extremadamente ricas y sus invitados, y muchos expertos cuestionan si dichos vuelos suborbitales son solo un paseíto para los ultrarricos. Al fin y al cabo, ¿cómo va a ser accesible el espacio si el precio de un billete es astronómico?

«El espacio sigue siendo un lugar de élite, un lugar al que es difícil llegar, que es imposible de alcanzar para el 99 por ciento de los humanos y que solo están cambiando los gustos de la élite», afirma el historiador espacial Jordan Bimm, de la Universidad de Chicago. «Si en los años sesenta se necesitaba “lo que hay que tener”, ahora solo hace falta tener los amigos adecuados o las cuentas bancarias adecuadas. No es la visión utópica del espacio que algunas personas transmiten ahora, en mi opinión».

El origen de Blue Origin

Bezos fundó Blue Origin en el 2000, pero la empresa pasó desapercibida hasta que el fundador de Amazon escogió un lugar para construir un puerto espacial: el desierto escasamente poblado al norte de Van Horn, en Texas, un pueblo de unos 2000 habitantes que es la sede del condado de Culberson. En 2003, los ganaderos locales empezaron a recibir llamadas persistentes de un abogado de Seattle que representaba a un cliente anónimo que quería comprar sus tierras y que parecía tener bolsillos sin fondo. Algunos se resistieron hasta que las ofertas se volvieron demasiado lucrativas para rechazarlas. Para 2005, Bezos había acumulado casi 67 000 hectáreas en la región (una superficie que hoy casi se ha duplicado) y llamó la propiedad «Corn Ranch».

Ese mismo año, visitó Van Horn y reveló su gran diseño para el lugar al norte del pueblo, sorprendiendo a los residentes con su idea de un puerto espacial. Desde ahí, dijo Bezos, se lanzaría una nueva nave espacial y serviría como paso en su meta final de enviar a millones de humanos a vivir y trabajar en el espacio. 

John Conoly, juez del condado de Culberson, quedó impresionado. «Estoy segurísimo de que el mundo hará lo que él diga que hará», contó Conoly a The Associated Press en 2005. «Sé que va a contar con algunas de las mentes más brillantes para este proyecto. No lo hace a medias ni en segunda clase». 

Paso a paso

Avancemos hasta hoy. Salvo por unos cuantos astronautas en la Estación Espacial Internacional, los humanos todavía estamos firmemente plantados en este planeta. La misma aura de misterio y determinación sigue caracterizando a Blue Origin, aunque la empresa ha hecho algunas previsiones públicas sobre cuándo alcanzaría cada hito. El vuelo de ayer, por ejemplo, estaba previsto originalmente para 2018.

Es solo uno de muchos plazos vencidos. Pero Blue Origin sigue adelante.

«Veo a Jeff Bezos adoptando una especie de enfoque paciente, en el que no quiere la ostentación que se ve en Branson o Musk. Se contenta con mantener los fallos en secreto y producir una victoria tras otra, esperando que se convierta en algo imparable», dice Bimm. «Creo que hay que mirar al desarrollo de Amazon y su trabajo lento y constante y bajo la superficie que acabó por convertirse en un monstruo».

Como corresponde, el lema de Blue Origin es gradatim ferociter, que significa «paso a paso, de forma feroz». Su mascota es una tortuga, quizá en referencia al reptil perseverante que superó a la veloz liebre.

En noviembre de 2015, la empresa logró una victoria inesperada contra SpaceX cuando consiguió aterrizar de forma vertical el propulsor de un cohete por primera vez en la historia, un paso importantísimo hacia la reusabilidad, que es clave en la visión de la compañía. 

Incluyendo ese primer aterrizaje, el New Shepard ha logrado 15 vuelos y 14 aterrizajes con tres propulsores, uno de los cuales ha volado siete veces. Esos vuelos llevaron decenas de cargas útiles científicas y educativas a la frontera del espacio, entre ellas investigaciones sobre los efectos de la microgravedad en la expresión genética, las células y los tejidos. Blue Origin también ha lanzado cargas útiles artísticas, entre ellas dos proyectos producidos en colaboración con el grupo OK Go.

Como el vuelo de hoy, los propulsores de estos vuelos pasados clavaron sus aterrizajes y las cápsulas de tripulación volvieron a la Tierra, aterrizando en tierra como han hecho las naves Soyuz rusas desde los años sesenta. Mientras Blue Origin trabaja hacia el lanzamiento de vuelos orbitales, la empresa sigue una trayectoria establecida por la NASA al comienzo de la era espacial humana, primero dirigiéndose al espacio suborbital, después a la órbita, y después intentando misiones ambiciosas, como construir estaciones espaciales o volar a la Luna.

«Es un poco como regreso al futuro», dice Jennifer Levasseur, historiadora espacial del Museo Nacional del Aire y el Espacio del Instituto Smithsoniano, que hace poco recibió una donación de 200 millones de dólares de Bezos. «Hemos recorrido este camino antes en términos de aumentar la capacidad de los cohetes. Este no es un territorio nuevo».

Blue Origin también está trabajando en un motor de cohete llamado BE-4 que vendió a la empresa de lanzamiento United Launch Alliance (ULA), aunque supuestamente ULA está frustrada por los retrasos en las entregas.

El motor BE-4 también es clave para el anticipado cohete de Blue Origin, New Glenn, un vehículo de dos etapas y casi 100 metros que se está construyendo en una fábrica construida por Blue Origin a las afueras de cabo Cañaveral, en Florida, en 2016. Tras varios retrasos, el primer vuelo del New Glenn está previsto para 2022. 

Tanto el New Shepard como el New Glenn llevan los nombres de astronautas de la NASA que lograron hitos importantes en el programa Mercury: Alan Shepard, el primer astronauta estadounidense que viajó al espacio suborbital, y John Glenn, el primer estadounidense que orbitó alrededor de la Tierra.

«Está claro que Bezos está inmerso en el componente histórico de lo que hace», dice Levasseur. «Ha invertido millones de dólares para apoyar la misión de recuperar partes del vehículo de lanzamiento Apolo del fondo del océano Atlántico. He visto algunas de esas piezas en el museo el otro día y he reflexionado al respecto, y la verdad es que hay un largo rastro de pruebas sobre dónde hemos acabado hoy en términos de lo que esta persona específica quería lograr».

Hasta que Wally Funk despegó en el vuelo de ayer, John Glenn también era la persona de más edad que ha visitado el espacio, habiendo volado a bordo del transbordador espacial Discovery en 1998 a los 77 años. En los años sesenta, Funk superó a Glenn en muchos de los ejercicios que completó cuando entrenaba para el vuelo espacial como parte de un programa privado. Funk y una docena de mujeres apodadas las «13 de Mercurio» participaron en y aprobaron las mismas pruebas rigurosas que los «7 de Mercurio» de la NASA, pero la agencia espacial no aceptaba a las mujeres como astronautas.

«Le negaron la oportunidad de viajar al espacio muchas veces porque era una mujer en una época en la que discriminaban a las mujeres», dice Forcyzk. «Verla volar al espacio en este vuelo de Blue Origin será muy inspirador para mucha gente que ha seguido la historia de las 13 de Mercurio y que saben la gran injusticia que fue». 

Construyendo un futuro para todos en el espacio

Vivimos en una época en la que emprendedores ricos y programas espaciales gubernamentales influyen en el futuro extraterrestre de la humanidad. Musk, Bezos y Branson tienen sendas visiones sobre ese futuro. Para Musk, está en Marte; para Bezos, está más cerca de la Tierra.

Pero hacer realidad esos sueños está siendo difícil, y no solo por la tecnología. Ahora mismo, la barrera para acceder es astronómica y el espacio sigue siendo el entorno de los ricos y las élites, dice Bimm. Aunque Blue Origin todavía no ha anunciado el precio de sus vuelos, Virgin Galactic ha promocionado asientos a 250 000 dólares, y se prevé que la empresa, que dice que se han reservado al menos 600 billetesaumentará el precio.

«Hemos llevado a cabo una serie de estudios que revelan que hay un nivel de demanda considerable, lo que significa al menos cientos de personas cada año al precio de 250 000 dólares», dice Christensen, cuya investigación analiza el mercado futuro de los vuelos suborbitales. De hecho, hay «potencial para mucho más que eso, para miles de personas al año, si baja el precio».

No cabe duda de que los primeros pasajeros de estos vuelos serán predominantemente blancos y ricos. Como señala Levasseur, las personas ricas siempre han optado por viajes caros y exóticos, ya sea a la Antártida, el fondo del mar o la cima del Everest.

Sin embargo, el espacio posee connotaciones diferentes a los destinos terrestres, sobre todo si las futuras misiones comerciales pasan de ser viajes de placer a la construcción de un futuro permanente entre las estrellas.

«¿Quién va a ir al espacio y qué significa, y qué dice sobre nosotros, las sociedades que llevamos a estas personas al espacio?», pregunta Bimm. «¿Realmente creen que el espacio es para toda la humanidad? ¿En qué basan esta idea utópica del vuelo espacial, realmente?».

Las respuestas a estas preguntas podrían surgir a medida que continúen los vuelos comerciales suborbitales, pero por ahora el sector está despegando. Bimm y otros expertos afirman que será importante prestar atención a los manifiestos de pasajeros para ver cómo evolucionan y ver si algunos de estos primeros vuelos incluyen esfuerzos para ser más inclusivos.

También es posible que los vuelos suborbitales comerciales no resulten tan atractivos como esperan estos emprendedores y que estas empresas se derrumben. Pero aunque ocurra eso, las ideas de la vida en el espacio persistirán. Siempre lo han hecho. Y Bimm dice que es clave que aquellos con grandes sueños reconozcan que construir una existencia en el espacio comienza aquí en la Tierra, que los humanos que floten por la estaciones espaciales del futuro o contemplen los atardeceres marcianos azules no podrán huir de los problemas de la Tierra.

«El espacio no es un lugar transformador», dice Bimm. «Es un lugar en el que todos los problemas de la Tierra se reproducirán o amplificarán, y necesitamos ser conscientes de eso. No podemos verlo todo de color de rosa».

https://www.nationalgeographic.es/espacio/2021/07/jeff-bezos-llega-al-espacio-un-pequeno-paso-hacia-grandes-suenos-espaciales

Estas 6 galaxias encontradas son tan antiguas que no pueden ser explicadas por la ciencia

Unos objetos astronómicos descubiertos por el telescopio espacial James Webb (JWST) tienen a los astrónomos confundidos debido a su enorme tamaño. Es la primera vez que se han observado galaxias tan grandes y tan cercanas al Big Bang.

Seis objetos descubiertos por el telescopio espacial James Webb parecen ser seis galaxias masivas y bien formadas que aparecieron entre 500 y 700 millones de años después del Big Bang, lo que contradice la comprensión actual de cómo se formaron las primeras galaxias.

Las seis galaxias tienen más de 12 000 millones de años (solo entre 500 y 700 millones de años después del Big Bang), y alcanzan tamaños de hasta 100.000 millones de veces la masa de nuestro sol.

De hecho, los modelos cosmológicos actuales sugieren que no había suficiente tiempo para que crecieran hasta tal estado de madurez. Esto sugiere que falta uno o dos pasos clave en la comprensión de la evolución del Universo.

TAMBIÉN PODRÍAN SER AGUJEROS NEGROS

Los objetos fueron detectados en observaciones infrarrojas realizadas por el JWST, y por el momento los astrónomos han estado revisando su trabajo en busca de errores. Pero si se confirmara la existencia de estas galaxias, podría ser necesario revisar nuestra comprensión de la cosmología y la formación temprana de galaxias.

Como alternativa, es posible que los objetos no sean galaxias, sino otra cosa, como agujeros negros supermasivos de un tipo nunca antes visto. Pero, incluso aceptando esta conjetura, la cantidad de masa concentrada en un lugar sigue siendo difícil de explicar tan temprano en el Universo. De momento, pues, queda ser cautelosos con el hallazgo.

https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/estas-galaxias-encontradas-son-tan-antiguas-que-no-pueden-ser-explicadas-por-ciencia_19574

New Horizons

La misión New Horizons (en españolNuevos Horizontes) es una misión espacial no tripulada de la NASA destinada a explorar Plutónsus satélites y asteroides del cinturón de Kuiper.

La sonda se lanzó desde Cabo Cañaveral el 19 de enero de 2006. New Horizons se aproximó a Júpiter entre febrero y marzo de 2007, para aprovechar la asistencia gravitatoria del planeta y adquirir así una diferencia de velocidad de unos 4 023 m/s (14 482 km/h). El 14 de julio de 2015 a las 11:49:04 UTC, la sonda llegó al punto más cercano a Plutón (12 500 km), realizando todo tipo de mediciones del planeta enano. Tras el éxito de la misión principal, se prevé que la sonda explore a lo sumo dos objetos del cinturón de Kuiper.

New Horizons es una de las sondas espaciales con mayor velocidad respecto al Sol, alcanzando una diferencia máxima entre las velocidades inicial y final de 15,1 km/s. (54 000 km/h). Comparativamente, se ve superada por la sonda Rosetta, que alcanzó los 108 000 km/h, y por las sondas Voyager 1 y Voyager 2.1​ No obstante, todas ellas quedan lejos de los 252 900 km/h alcanzados por Helios B en abril de 1976 y de los 324 000 km/h registrados por la sonda Solar Parker el 1 de noviembre de 2018.

Luego, New Horizons voló sobre el objeto Arrokoth del cinturón de Kuiper (el apodo era Ultima Thule en ese momento), que ocurrió el 1 de enero de 2019, En ese momento estaba a 43.4 UA. En agosto de 2018, la NASA citó los resultados de la investigación de Alice «New Horizons» para confirmar si hay una «pared de hidrógeno» en el borde exterior del sistema solar. En 1992, dos naves espaciales Voyager descubrieron el «muro» por primera vez.

Esta sonda es la primera misión del programa New Frontiers de la NASA, centrado en desarrollar sondas de medio coste, más caras que las de tipo Discovery y más baratas que las Flagship. El costo total de la misión es del orden de 650 millones de dólares para un periodo de 15 años (2001 a 2016).[cita requerida]

La sonda fue construida por el Instituto de Investigación del Suroeste (SwRI) y por el Laboratorio Johns Hopkins. Además de sus instrumentos científicos, la sonda lleva una colección de 434 738 nombres recopilados por el sitio web de la misión y guardados en un disco compacto, una pieza de la SpaceShipOne y una bandera de Estados Unidos,2​ así como una moneda de 25 centavos de Florida y cenizas del descubridor de Plutón, el astrónomo Clyde Tombaugh.3

Su lanzamiento fue programado originalmente el 17 de enero de 2006 para permitir una inspección más exhaustiva de los propulsores de queroseno del cohete Atlas, y por retrasos menores el lanzamiento se trasladó al 19 de enero de 2006 despegando desde la Base de la Fuerza Aérea en Cabo Cañaveral.

Para su lanzamiento fue usado un cohete Atlas V, con una tercera etapa de combustible sólido Star 48b para aumentar su velocidad de escape, dándole al cohete un empuje total de 9 MN y una masa total de 726 000 kg.10

La ventana de lanzamiento en enero de 2006 y tras un breve encuentro con el asteroide (132524) APL, le permitió alcanzar Júpiter, el 28 de febrero de 2007 tuvo su máximo acercamiento al planeta a una distancia de 2,3 millones de kilómetros (1.4 millones de millas), realizando a continuación una maniobra de asistencia gravitatoria, permitiendo ahorrar 3 años de viaje para llegar a Plutón, durante el sobrevuelo de Júpiter se pudieron realizar test de los instrumentos y posibilidades de la sonda, remitiendo información sobre la atmósfera jovianasus lunas y su magnetosfera. Tras la visita a Júpiter la sonda fue puesta en estado de hibernación para preservar todos los instrumentos de a bordo, a excepción de un encendido anual para un pequeño chequeo.11​ La sonda tiene el récord de la velocidad más alta con respecto a la Tierra y, por ahora, única que ha alcanzado la velocidad de escape del Sol, sin maniobras de asistencia gravitatoria.

Voyager 2

La sonda espacial Voyager 2 fue lanzada el 20 de agosto de 1977 desde Cabo Cañaveral, en un cohete Titán-Centauro. Es idéntica a su sonda hermana, la Voyager 1. Ambas sondas habían sido concebidas inicialmente como parte del programa Mariner con los nombres de Mariner 11 y Mariner 12, respectivamente.

A diferencia de su hermana, la Voyager 2 adoptó una trayectoria diferente en su encuentro con Saturno, sacrificando la cercanía a Titán, pero adoptando un mayor impulso gravitacional en su viaje hacia Urano y Neptuno. La sonda alcanzó su mayor cercanía con estos planetas en los años 1986 y 1989, respectivamente.

A pesar de que muchos de sus instrumentos se encuentran fuera de servicio, aún continúa inspeccionando los alrededores del sistema solar. Tardará unos 40 000 años en alcanzar la estrella Ross 248, de la que pasará a una distancia de 1,7 años luz.

Situada a una distancia de 125,32 UA (1,814×1010 km) el 21 de diciembre de 2020,1​ se ha convertido en uno de los objetos más distantes que han creado los humanos. En la actualidad la única antena disponible para enviar órdenes a la sonda Voyager 2 es la DSS 43, la antena australiana de la infraestructura Red del Espacio Profundo. Desde marzo de 2020 se suspendieron las comunicaciones con la sonda pues era necesario realizar una serie de mejoras en la antena. La antena y la sonda volvieron a retomar el contacto a principios de 2021.2

El 10 de diciembre de 2007 reveló que el sistema solar no tiene una forma esférica, sino ovalada, debido al campo magnético interestelar del espacio profundo.3

El 5 de noviembre de 2018 salió de la Heliopausa, evento registrado por un Instrumento de Plasma que midió una fuerte caída de las partículas del viento solar.

La sonda Voyager 2 fue lanzada con el fin de aprovechar las posiciones de Júpiter y Saturno, así como la entonces reciente técnica de asistencia gravitatoria. De esta forma, una misma misión podría visitar varios planetas con el ahorro que ello suponía.

La Voyager 2 fue lanzada el 20 de agosto de 1977 desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Cabo Cañaveral a bordo de un cohete Titan IIIE.

El personal de tierra estuvo tan concentrado en un problema ocurrido durante el lanzamiento de su gemela, la Voyager 1, que olvidó enviar a la Voyager 2 un código de activación de su antena de alta ganancia. Por suerte, el personal pudo contactar con la sonda a través de la antena de baja ganancia y activarlo.

Pioneer 11

La sonda espacial Pioneer 11 fue una de las primeras sondas del programa de exploración espacial de la NASA. Fue lanzada desde Cabo Cañaveral el 5 de abril de 1973.1​ Después de atravesar con éxito el cinturón de asteroides el 19 de abril de 1974, se ajustó su velocidad para situar su trayectoria cerca de Júpiter. Durante su sobrevuelo de Júpiter, el 4 de diciembre de 1974, obtuvo imágenes de la Gran Mancha Roja, realizó las primeras observaciones de las regiones polares y determinó la masa de Calisto.

El 1 de septiembre de 1979 llegó a Saturno, tomando las primeras fotografías a corta distancia del planeta, donde pudo descubrir dos nuevos satélites y anillos adicionales. Después de su encuentro con Saturno, prosiguió su ruta hacia el exterior del sistema solar, estudiando las partículas energéticas del viento solar.

Las sondas Pioneer obtenían su energía de una fuente de isótopos radiactivos (RTG). La pérdida de eficacia de estos generadores eléctricos determinó el final de su misión a finales de 1995.

Como se hizo con la sonda Pioneer 10, y con las sondas Voyager posteriormente, la sonda incluía una placa sobre su estructura con un mensaje explicando el origen de la sonda a una posible cultura extraterrestre. La placa incluye una figura de un hombre, una mujer, las transiciones del átomo de hidrógeno y la posición del Sol y la Tierra en la galaxia, la cual muchas veces es atribuida a las naves Voyager 1 y 2, prestándose a la confusión general, ya que dichas naves poseen otras placas (véase Disco de oro de las Voyager). La placa fue diseñada por Carl Sagan y Frank Drake siendo dibujada por Linda Salzman Sagan.2

Desde el 21 de diciembre de 2020, la sonda se encuentra a 103,4 UA (15.468.415.485 km) del Sol.

Pioneer 10

Pioneer 10 es una sonda espacial estadounidense lanzada el 2 de marzo de 1972 siendo la primera sonda espacial en explorar el Sistema Solar exterior y la Heliosfera. Además fue la primera sonda que atravesó con éxito el cinturón de asteroides y que llegó hasta el planeta Júpiter, el objetivo principal de su misión. En junio del año 1983 se convirtió en el primer objeto fabricado por el ser humano que atravesó la órbita de Neptuno, en aquel momento el planeta más distante del Sol dada la excentricidad de la órbita de Plutón, que en 2006, en medio de controversias, fue dejado de considerarse como un planeta.

El paso por Júpiter el 3 de diciembre de 1973 proporcionó las mejores imágenes hasta la fecha de la atmósfera del planeta, permitiendo obtener información de la temperatura de la atmósfera y de la altura en la que se encuentran las nubes superiores de Júpiter. También estudió los cinturones de radiación del planeta y su fuerte campo magnético, de intensidad muy superior a la que se esperaba

Lanzamiento del Pioneer 10.

El 21 de diciembre de 2020 la sonda se encontraba a 125,94 AU (18.840.350.543 km) y sigue alejándose en dirección a Aldebarán, donde si nada la detiene podría llegar en unos 1,69 millones de añ

La sonda fue construida de aluminio y pesaba 258 kg en el despegue, con 28 kg de propelente. La parte central era un anillo hexagonal de 71 cm de ancho y 25,5 cm de altura que albergaba el sistema de radio, la computadorabaterías, la grabadora, los cables y otros elementos. Pioneer 10 lleva una antena parabólica de 2,74 m para las comunicaciones con la Tierra, además de unas antenas de media y baja ganancia. La principal transmitía a 2 kbps, con una ganancia de 38 dB. La energía era suministrada por 4 generadores termoeléctricos de radioisótopos (abreviadamente, RTG) de 15 kg de masa cada uno y 58,36 cm, y utilizaba dióxido de plutonio como fuente de energía. La Pioneer 10 requería 106 vatios de potencia y 26 vatios para los experimentos. El sistema de propulsión era alimentado por un tanque de hidracina de 26 kg, y constaba de 12 propulsores para correcciones y actitud. La orientación se realizaba mediante 3 sensores solares y un sensor estelar apuntando a Canopus. El control de la sonda lo realizaba una computadora central, constando de un procesador de comandos y memoria. La información era almacenada en una grabadora de datos con 49 kb de memoria, 50 kb para los experimentos y 222 comandos.

Entre los experimentos que la Pioneer 10 llevaba a bordo se encontraban detectores de meteoritos, una cámara, un radiómetro, un fotómetro, un detector de rayos cósmicos, un analizador de plasma y un magnetómetro.

Mariner 9

La sonda Mariner 9 fue utilizada como parte del programa Mariner para la exploración de Marte. Mariner 9 fue lanzada hacia su destino el 30 de mayo de 1971, llegando a Marte el 13 de noviembre del mismo año, convirtiéndose en la primera nave espacial que orbitó otro planeta. Científicamente constituyó una continuación de las observaciones de Marte adquiridas por las sondas Mariner 6 y 7 mostrando claras fotografías de la superficie marciana oculta al inicio de la misión por grandes tormentas de arena.

La sonda Mariner 9 fue construida sobre una estructura octogonal de magnesio, de 45,7 cm de altura y 138,4 cm en diagonal. Montados en la parte superior de la estructura se encontraban dos tanques de propulsión con el combustible, el motor de maniobras orbitales, una antena de baja ganancia de 1,44 m de largo y una antena parabólica para las comunicaciones con la Tierra.

Una plataforma móvil estaba montada en la parte baja de la estructura, donde estaban acoplados los instrumentos científicos (cámaras de TV de ángulo ancho y estrecho, radiómetro infrarrojoespectrómetro ultravioleta y espectrómetro interferómetro infrarrojo).

La altura total de la nave era de 2,28 m y la masa en el momento del lanzamiento fue de 974 kg, de los que 415 kg eran de combustible. La instrumentación científica tenía un peso total de 63,1 kg. La electrónica para las comunicaciones, comandos y control de la sonda estaban dentro de la estructura principal.

Para obtener electricidad la sonda tenía 4 paneles solares con unas dimensiones de 90 x 215 cm, extendidos desde la parte superior de la estructura. Cada grupo de dos paneles solares media 6,89 m de lado a lado. La energía de la nave la proporcionaban un total de 14.742 células solares en los 4 paneles con una superficie total de 7,7 m². La producción de electricidad llegaba a los 800 W en la Tierra y a 500 W en la órbita marciana. La energía era almacenada en baterías de níquelcadmio con una capacidad de 20 Ah.

La propulsión se obtenía por medio de un motor con un empuje máximo de 1340 N y que podía reencenderse más de 5 veces. El propelente era monometil hidracina y tetróxido de nitrógeno. Dos conjuntos de seis toberas de orientación de gas nitrógeno estaban colocadas al final de los paneles solares.

Mariner 9

La orientación se obtenía con la localización realizada por un sensor solar, un seguidor de estrellasgiroscopios y una unidad de referencia inercial junto a un acelerómetro. La sonda tenía un sistema de control termal pasivo basado en el uso de paneles móviles en las ocho caras de la nave y de aislantes térmicos.

El control de la sonda lo llevaba un ordenador central y un secuenciador que tenía una memoria de hasta 512 palabras. El sistema de comandos estaba programado con 86 comandos directos, 4 comandos cuantitativos y 5 comandos de control. Los datos eran almacenados en un grabador de cinta digital reel to reel. La cinta de 168 m y 8 pistas podía almacenar 180 millones de bits grabados a una velocidad de 132 kbits/s. El envío de los datos a la Tierra podía ser realizado a 16, 8, 4, 2 y 1 kbit/s, usando dos pistas al mismo tiempo.

Las telecomunicaciones se llevan a cabo por dos transmisores en banda S de 10 y 20 W y se recibían por un receptor a través de la antena parabólica de alta ganancia, la antena de cuerno de media ganancia o la antena de baja ganancia omnidireccional.

Venera 1

Venera 1 fue la primera nave espacial lanzada para sobrevolar Venus. Perteneció al Programa Venera y consistió en un cuerpo cilíndrico coronado por una cúpula, de 2,35 m de altura y 1,5 m de diámetro. La masa de combustible era de 643,5 kg. Dos paneles solares, con una superficie total de 2 , se extendían en forma radial desde el cilindro. Una antena de alta ganancia desplegable de 2 m de diámetro fue diseñada para las comunicaciones con un transmisor de 8 cm y 32 cm de longitud de onda. Esta antena estaba en la parte central de la botella. Además, una antena omnidireccional de 2,4 m de largo en un brazo y una antena direccional diseñadas para transmisiones de 1,6 m de longitud de onda, y una antena con forma de T para comunicaciones con la Tierra en 922,8 MHz a una velocidad de 1 bit/s. Los comandos de enlace ascendente se enviaron a la nave espacial a 770 MHz a 1,6 bits/s. La sonda estaba equipada con instrumentos científicos, entre ellos un magnetómetro al final de un brazo de 2 m, trampas de iones, detectores de micrometeoritos, y contadores de radiación cósmica.

La cúpula contiene una esfera de combustible con presión de 1,2 atm, que contenía un banderín de la Unión Soviética y fue diseñada para flotar en el océano Venusiano después del impacto previsto. En la nave Venera 1 había un motor de corrección de curso. El control de temperatura, nominalmente a 30 °C, se logró con persianas térmicas. El control de actitud se logró mediante el uso del sol como referencia, sensores de estrellas, giroscopios, y motores de gas nitrógeno. Siete días después del lanzamiento, a cerca de dos millones de kilómetros de la Tierra, el contacto con la nave se perdió. Pasó entre el 19 y el 20 de mayo de 1961 a 100.000 km de Venus, entrando posteriormente en órbita heliocéntrica.