William Herschel

Friedrich W. Herschel nació del matrimonio formado por el músico militar Isaak Herschel y Anna Ilse Moritzen. Influido por sus padres, Friedrich estudió música y se convirtió en un competente intérprete de oboe, uniéndose a su padre y a su hermano Jacob en la banda del Regimiento de Guardias.2

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En 1757, participó en la batalla de Hastenbeck entre Francia y Brunswick-Luneburgo, durante la guerra de los Siete Años, y los más de 5000 muertos que presenció le causaron una honda impresión, que lo llevó a alejarse de su país natal y afincarse con su hermano en Inglaterra. Jacob decidió regresar a Hannover después de dos años, pero Friedrich Wilhelm (a quien los ingleses llamaban ahora «William», nombre que lo acompañaría para siempre) prefirió quedarse.

El joven Herschel profundizó en Inglaterra sus estudios musicales: se convirtió en profesor primero, en organista en Halifax (1765) y al año siguiente era ya director de orquesta en Bath.

En 1772 vino su hermana Caroline Herschel a vivir con él en Bath. Fue entonces cuando ocurrió el episodio que cambiaría la vida de William: el 10 de mayo de 1773 compró un libro (la «Astronomía» de James Ferguson) y se enamoró para siempre de la ciencia de los cielos.

Ávido de conocimientos y dotado de una gran habilidad manual, Herschel comenzó desde el principio a calcular, diseñar y construir sus propios telescopios. Menos de un año después de haber comprado el libro de Ferguson, Herschel calculaba y pulía ya los más perfectos y poderosos espejos de todo el mundo, porque comprendió enseguida que el futuro dependía de los telescopios reflectores y no de los refractores.4

Mientras construía los instrumentos observaba los cielos. En fecha tan temprana como febrero de 1774 ya había observado la nebulosa de Orión, descubierta en 1610.

El 13 de marzo de 1781 Herschel observó un objeto no registrado que a primera vista parecía un cometa: estudiándolo con todo cuidado, pronto consiguió determinar que en realidad se trataba de un nuevo planetaUrano.3

Urano (foto del Voyager 2, NASA).

Herschel había descubierto el objeto probando su recién construido telescopio reflector de 152 mm. Lo había apuntado a la constelación de Géminis y había observado una estrella que no se suponía que estuviese allí. A la potencia de su instrumento, parecía poseer un disco planetario (de allí la confusión con un cometa). Brillaba con un color amarillo y se desplazaba lentamente.

Observándolo noche tras noche, Herschel llegó a la conclusión de que había descubierto el séptimo planeta del sistema solar. Pidió a otros astrónomos que confirmaran su diagnóstico, y todos estuvieron de acuerdo con él: existía un nuevo planeta situado al doble de la distancia de Saturno.

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