Contaminación lumínica

Una de las definiciones más aceptadas de contaminación lumínica la describe como la emisión de flujo luminoso procedente de fuentes artificiales nocturnas con intensidades, direcciones, rangos espectrales (colores) u horarios innecesarios para las actividades que se planea desarrollar en la zona iluminada. Según esta caracterización, para que una instalación de alumbrado no se considere contaminante debería alumbrar con un flujo luminoso adecuado (no excesivamente intenso), no debe invadir fincas colindantes (lo que supondría intrusión lumínica y por tanto molestias para los vecinos), no debe emitir luz en colores inadecuados ni debe permanecer activa más tiempo del requerido.


Una definición más genérica identifica la contaminación lumínica con cualquier perturbación artificial de las condiciones naturales de oscuridad de la noche. Desde este punto de vista, tod alumbrado nocturno es contaminante y solo cabe tratar de diseñarlo de manera que la perturbación sea la mínima. La contaminación lumínica, en forma de luz emitida hacia el cielo de manera directa o tras reflejarse en fachadas y pavimentos, supone una amenaza muy seria para la astronomía tanto profesional como no profesional, e implica para la población general la pérdida de la visión del cielo nocturno como parte del paisaje natural y como patrimonio cultural. Además, la contaminación lumínica implica una serie de perjuicios en otros ámbitos como el descanso nocturno de las personas (intrusión lumínica), la economía (derroche energético), el consumo de recursos no renovables o los ecosistemas (aves
migratorias, insectos, etc.). A pesar de los esfuerzos en curso por combatir la contaminación lumínica, la tendencia en
los países occidentales y en especial en España es a empeorar a pasos acelerados, lo que presagia un futuro poco esperanzador para la contemplación del cielo nocturno y para su estudio científico incluso desde los observatorios más avanzados situados en nuestro territorio.

Fuente: https://www.sea-astronomia.es/sites/default/files/100_conceptos_astr.pdf

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Cefeida

Estrella variable intrínseca que pulsa (cambia ligeramente de tamaño), lo que induce unas alteraciones de brillo que presentan una correlación muy estrecha entre el periodo de cambio y la luminosidad. Dicho de otro modo, cuanto más brillante es una cefeida, más lentas son sus pulsaciones. Por lo tanto, al medir el periodo de pulsación
de una cefeida se puede calcular cuál es su luminosidad y de ahí se puede deducir la distancia. En 1912, Henrietta
Leavitt estableció la relación periodo-luminosidad de las cefeidas y descubrió cefeidas en las Nubes de Magallanes,
nuestras galaxias vecinas, comprobando que las estrellas cefeidas pueden ser utilizadas como patrones para determinar distancias. El nombre de esta clase de estrellas variables procede de la constelación de Cefeo, porque en esa zona celeste se encuentra la estrella delta Cefei que sirve de prototipo para esta categoría. Hay dos tipos de estrellas cefeidas: las cefeidas clásicas, que son estrellas muy jóvenes y masivas y se encuentran en zonas de formación estelar como son los brazos espirales de las galaxias; y las cefeidas de tipo W Virginis, que son estrellas más viejas y se encuentran en el núcleo y el halo de las galaxias, principalmente en los cúmulos globulares. Estos dos tipos de cefeidas poseen una relación periodo-luminosidad y una curva de luz diferentes entre sí.

Fuente: https://www.sea-astronomia.es/sites/default/files/100_conceptos_astr.pdf

Astronomía estelar

La astronomía estelar es el estudio del Sol y las estrellas. Los astrónomos estelares investigan cómo nacen las estrellas, qué componentes tienen, cómo evolucionan a lo largo de su larga vida útil y qué sucede cuando mueren.

Annie Jump Cannon es considerada una de las primeras astrónomas estelares. Se le atribuye el desarrollo del sistema de clasificación estelar, donde las estrellas se clasifican según la temperatura que producen, su tamaño y color.

Fuente: https://ecoduo.org/varias-ramas-de-la-astronomia/

Constelación Cáncer

La constelación de Cáncer o del Cangrejo es interesante por ser una de las 12 constelaciones del zodíaco. Esto significa que está situada sobre la línea que dibuja el Sol en su movimiento a lo largo de la esfera celeste.

Las 12 constelaciones del zodíaco son algunas de las constelaciones más antiguas. Todas ellas fueron incluidas en el tratado astronómico de 48 constelaciones que publicó el astrónomo Ptolomeo en el siglo II después de Cristo.

La constelación de Cáncer tiene la particularidad de ser la más tenue entre las 12 constelaciones del zodíaco. Ninguna de sus estrellas tiene una magnitud aparente inferior a 3.

Su tamaño no es especialmente grande, pero ocupa la posición 31 entre las 88 constelaciones modernas ordenadas de mayor a menor tamaño. En total, ocupa un área de 506 grados cuadrados.

La constelación está situada en el segundo cuadrante del hemisferio norte y puede ser vista desde cualquier latitud por encima de los 60 grados sur.

Sus constelaciones colindantes son el Lince (Lynx), los Gemelos (Gemini), el Can Menor (Canis Minor), la Hidra (Hydra), el León (Leo) y el León Menor (Leo Minor). Dentro del zodiaco está situada entre Leo y Gemini.

Esta constelación contiene distintas galaxias y objetos Messier de gran interés para los astrónomos.

Origen mitológico de la constelación

Dentro de la mitología griega, el cangrejo está relacionado con los doce trabajos del héroe Heracles. Según el mito, el cangrejo fue enviado por la diosa Hera, enemiga de Heracles, para distraer a Heracles mientras este se enfrentaba al monstruo Hidra. Heracles pudo vencer tanto a Hidra como al cangrejo y los dos seres fueron colocados en el cielo como constelación.

En los tiempos de la antigüedad el solsticio de verano tenía lugar en la posición de Cáncer. Actualmente, debido a la precesión de los equinoccios, el solsticio de verano de ha desplazado hasta la constelación de Tauro.

Estrellas de la constelación de Cáncer

La constelación de Cáncer es una constelación poco brillante. Ninguna de sus estrellas tiene una magnitud aparente inferior a 3 y solo dos de sus estrellas tienen una magnitud aparente inferior a 4.

A pesar de su poco brillo, la constelación tiene 104 estrellas con una magnitud aparente inferior a 6.5 y que, por lo tanto, pueden llegar a verse a simple vista si las condiciones meteorológicas son buenas.

Las siguientes estrellas son algunas de las más importantes de la constelación.

Alpha Cancri

Alpha Cancri es un sistema estelar formado por un mínimo de dos estrellas, probablemente tres. La componente principal es una enana blanca con una magnitud aparente de 4.26. Esto convierte a este estrella en la cuarta más brillante de la constelación.

Esta estrella también se conoce con el nombre Acubens, que en árabe significa pinza de cangrejo. Otro nombre utilizado para designar esta estrella es Sertan.

Beta Cancri

Beta Cancri se conoce también como Altarf, que en árabe significa la punta. Esta es la estrella más brillante de la constelación de Cáncer, su magnitud aparente es de 3.5.

Esta estrella es una gigante naranja situada a 290 años luz del sistema solar. Una de las particularidades de esta estrella es que tiene un planeta gigante orbitando a su alrededor. Se calcula que este planeta tiene ocho veces la masa de Júpiter.

Delta Cancri

Delta Cancri es una estrella ópticamente doble formada por Delta Cancri A y Delta Cancri B.

Delta Cancri A es a su vez una estrella binaria conocida también por el nombre Asellus Australis, que en latín significa asno del sur. Está situada a 180 años luz del sistema solar y su magnitud aparente es de 3.94.

Delta Cancri está situada muy cerca de la eclíptica y puede ser en ocasiones ocultada por la Luna.

Gamma Cancri

Gamma Cancri es también un sistema estelar situado a 158 años luz del sistema solar y con una magnitud aparente de 4.66. Su nombre tradicional es Asellus Borealis, que significa asno del norte.

Junto con Alpha Cancri y Delta Cancri está situada cerca de la eclíptica y puede ser ocultada por la Luna e incluso por algunos planetas ocasionalmente.

Iota Cancri

Iota Cancri es una estrella binaria situada a 300 años luz del sistema solar. La componente principal es una gigante amarilla y la componente secundaria una enana blanca. La magnitud aparente de estas dos estrellas es de 4.03 y 6.58, respectivamente. Esto convierte a su primera componente en la tercera estrella más brillante de la constelación.

Zeta Cancri

Zeta Cancri se conoce también como Tegmine y es en realidad un sistema estelar múltiple con un mínimo de cinco estrellas. Este sistema se encuentra aproximadamente a 83.4 años luz del sistema solar.

La primera componente recibe el nombre Zeta 1 Cancri y es una estrella binaria formada formada por Zeta Cancri A y Zeta Cancri B. Zeta Cancri A es la estrella más brillante del conjunto y tiene una magnitud aparente de 5.63.

La segunda componente es a su vez una estrella triple designada como Zeta 2 Cancri. Este sistema estelar está formado por Zeta Cancri Ca y la estrella binaria Zeta Cancri Cb.

Otras estrellas

El resto de estrellas en la constelación de Cáncer tienen todas una magnitud aparente superior a 5. Entre ellas es interesante destacar dos estrellas que tienen sistemas planetarios formados por 5 planetas.

Una de las más interesantes desde un punto de vista científico es la estrella 55 Cancri. Esta es una estrella binaria situada a 41 años luz del sistema solar con un sistema planetario que incluye un mínimo de 5 planetas. De estos cinco planetas, cuatro son gigantes gaseosos y el otro es un planeta de carbono. Los nombres de estos cinco planetas son Janssen, Galileo, Brahe, Harriot y Lippershey.

También existe un sistema planetario de cinco planetas alrededor de la estrella HIP 41378. En este caso se ha estimado que la masa de estos planetas está contenida entre el doble de la masa de la Tierra y la masa de Júpiter.

Aparte de estas dos estrellas se han detectado nueve estrellas más en las que existe por lo menos un planeta. Estas estrellas son Beta Cancri, HD 72490, HD 73534, HD 77065, HD 79498, HAT-P-31, HAT-P-43, WASP-65 y YBP 1194.

Objetos del espacio profundo

La objetos más interesantes en la constelación de Cáncer son el Objeto Messier 44 y el Messier 67. También pueden verse en esta constelación las galaxias NGC 2775, NGC 2535 y NGC 2536.

Messier 44

El Objeto Messier 44 es un cúmulo abierto conocido comúnmente como el Pesebre. Es interesante por ser uno de los cúmulos abiertos más cercanos al sistema solar y que ya era conocido por el astrónomo griego Ptolomeo. Galileo Galilei fue el primero en estudiar este cúmulo a través del telescopio.

Su magnitud aparente es de 3.7 y, por lo tanto, puede ser visto a simple vista. Su distancia respecto a la Tierra es de 577 años luz. Este cúmulo es especialmente interesante por la gran cantidad de gigantes rojas y enanas blancas que contiene. En total, se calcula que contiene más de 1000 estrellas.

Messier 67

Messier 67 es también un cúmulo abierto. Este cúmulo es uno de los más antiguos que se conocen y contiene más de 500 estrellas, muchas de ellas gigantes rojas. Su distancia respecto a la Tierra es difícil de estimar pero probablemente es de entre 2600 y 2900 años luz.

Este cúmulo fue descubierto por Johann Gottfried Koehler en 1779. Aunque su magnitud aparente es de 6.1, la gran mayoría de sus estrellas tienen una magnitud aparente superior a 10.

NGC 2775

El objeto del espacio profundo NGC 2775, conocido también como Caldwell 48 es una galaxia espiral descubierta por William Herschel en 1783. Su magnitud aparente es igual a 11.03.

NGC 2535 y NGC 2536

Las galaxias NGC 2535 y NGC 2536 son dos galaxias espirales interesantes por la interacción gravitacional entre ellas. Esta interacción ha inducido cambios en la forma de las dos galaxias. Por este motivo, aparecen mencionadas en el Atlas de galaxias peculiares, elaborado por Halton Arp en 1966.

Fuente: https://www.planetario.net/constelacion-cancer/

Constelación Aries

La constelación Aries es una de las doce constelaciones situadas en el zodiaco. Es decir, en la zona de la esfera celestial a través de la cual parece moverse el Sol.

Situada entre la constelación de Pisces y de Tauro, es una de las constelaciones conocidas desde la antigüedad que ya aparece en el catálogo estelar de 48 constelaciones escrito por Ptolomeo en el siglo II después de Cristo.

La constelación de Aries está situada en el primer cuadrante del hemisferio norte y puede verse desde cualquier latitud por encima de los 60 grados sur.

Es una constelación de una tamaño medio ya que ocupa la posición 39 entre las 88 constelaciones modernas ordenadas por tamaño de mayor a menor. Su superficie en la esfera celeste es de 441 grados cuadrados.

Las constelaciones colindantes a Aries son Perseo (Perseus), el Triángulo (Triangulum), los Peces (Pisces), Ceto (Cetus) y Tauro (Taurus).

La constelación de Aries es conocida entre los astrónomos por algunas de las lluvias de meteoros más conocidas. Entre ellas las Ariétidas diurnas en verano, así como también las Épsilon Ariétidas y las Ariétidas de mayo.

También es importante que en la constelación de Aries se han encontrado diversas estrellas con planetas orbitando a su alrededor. En este constelación existen algunos objetos del espacio profundo interesantes pero ningún objeto Messier.

Origen mitológico de la constelación

La palabra Aries proviene del latín y significa carnero. Esta constelación ya era conocida por la civilización babilónica pero inicialmente tenía forma de trabajador agrario y no de carnero. Fue en la época tardía de la civilización babilónica que esta agrupación de estrellas pasó a asociarse con la figura del carnero.

La civilización egipcia también tenía conocimiento de esta constelación y la asociaba con el dios Amón, en ocasiones representado con cabeza de carnero.

Hace dos milenios el equinoccio de primavera tenía lugar durante el paso por esta constelación.  Esto hizo que el punto exacto donde se produce este equinoccio se nombrara punto vernal o punto Aries. Este era también el punto donde se consideraba que empezaba el zodiaco. Esta designación se ha mantenido hasta la actualidad, a pesar de que debido a la precesión de los equinoccios, el equinoccio de primavera tiene lugar ahora en la constelación de Piscis.

En la mitología griega, la figura de Aries está asociada con el carnero que rescató a Frixo y Hele. Según el mito, Frixo y Hele eran hijos del rey Atamante y su primera mujer Néfele. Debido al odio y envidia que sentía su segunda mujer por ellos, decidió idear un plan para matarlos. La mujer provocó una hambruna en el reino e hizo saber a su marido que el Oráculo de Delfos le había transmitido que tendrían que sacrificar a Frixo y Hele para terminar con la hambruna. Cuando el rey Atamante estaba a punto de sacrificar a sus hijos llegó Aries, enviado por Néfele, la madre de Frixo y Hele. Aries rescató a los hijos y se los llevó a Cólquida, pero solo Frixo sobrevivió el viaje.

Estrellas de Aries

Las tres estrellas más importantes de esta constelación son Alpha, Beta y Gamma Arietis. En total, la constelación tiene 67 estrellas que siguen la denominación de Bayer, pero solo dos de ellas con una magnitud aparente inferior a 2.

Alpha Arietis

La estrella Alpha Arietis es la más brillante de la constelación de Aries y se conoce también como Hamal. Hamal es una palabra árabe que proviene de ras al-hamal y significa cabeza de carnero.

Esta estrella es la quincuagésima estrella más brillante del cielo y se encuentra a una distancia de 66 años luz. Es una estrella gigante con un planeta orbitando a su alrededor. 

Beta Arietis

Beta Arietis se conoce también como Sheratan, que en árabe significa los dos signos. Esta estrella marcaba junto con la estrella Gamma Arietis la posición del punto vernal. 

Esta es en realidad una estrella binaria con una magnitud aparente de 2.66. Su componente principal es una estrella blanco-azulada.

Gamma Arietis

Gamma Arietis se conoce comúnmente con el nombre Mesarthim. Esta es también una estrella binaria formada por dos estrellas blancas que orbitan alrededor de un centro común con un período de 5000 años.

Tienen una magnitud aparente combinada de 3.86 y están situadas a 164 años luz del sistema solar. La naturaleza binaria de esta estrella ya fue descubierta por el astrónomo Robert Hooke en 1664.

Otras estrellas importantes

Alpha, Beta y Gamma Arietis forman la línea principal de la constelación de Aries. Aparte de estas tres estrellas la constelación incluye también otras estrellas binarias entre las que destacan Épsilon, Lambda y Pi Arietis.

Épsilon Arietis se encuentra a 342 años luz de la Tierra. Está formada por dos estrellas blancas cuya componente principal tiene una magnitud aparente de 5.2 y su componente secundaria de 5.5. Su naturaleza binaria fue descubierta en 1827.

Lambda Arietis también está formada por dos estrellas con una magnitud aparente combinada de 4.79. Esta estrella binaria se encuentra a 129 años luz del sistema solar.

Pi Arietis también es una estrella binaria con una componente principal blanco-azulada y una componente secundaria blanca. Su magnitud aparente es de 5.21 y está situada a 800 años luz.

También pueden encontrarse en esta constelación dos enanas rojas que pertenecen a las 40 estrellas más cercanas al sistema solar. Una de ellas es la estrella de Teegarden, esta es la más cercana de la constelación de Aries situada a solo una distancia de 12.5 años luz. La otra es TZ Arietes, situada a 14.5 años luz.

También se conocen en esta constelación distintas estrellas con uno o más planetas a su alrededor. Una de las más interesantes es la estrella HIP 14810 que es orbitada por tres planetas de un tamaño similar a Júpiter. También hay las estrellas HD 12661 y HD 17674, cada una con dos planetas orbitando.

Aparte de estas tres estrellas se conoce como mínimo un planeta orbitando alrededor de Alpha Arietis, HD20367, HD 14067, 30 Ari B, HD 14787, HAT-P-25, HAT-P-47, HAT-P-48, HAT-P-52 y WASP-11.

Objetos del espacio profundo

Dos de los objetos del espacio profundo más interesantes en la constelación de Aries son la galaxia espiral NGC 772 y la galaxia enana irregular NGC 1156. 

La galaxia espiral NGC 772, conocida también como Arp 78, tiene un diámetro de unos 240000 años luz, es decir, aproximadamente el doble de grande que la Vía Láctea. Además, está rodeada de algunas galaxias satélite, entre las que destaca la enana elíptica NGC 770. Su elipticidad puede observarse incluso con pequeños telescopios.

La galaxia NGC 1156 está situada en el norte de la estrella Delta Arietis. Es interesante porque su núcleo es relativamente grande, hecho que puede ser el resultado de una colisión pasada con otra galaxia.

Fuente: https://www.planetario.net/constelacion-aries/

Podría haberse detectado la fusión de un agujero negro con una estrella de neutrones

Aunque los detectores también captaron señales de una fusión entre una estrella de neutrones y un agujero negro el 26 de abril, los investigadores sostienen que el fenómeno S190814bv es mucho más convincente. El evento de abril tiene una probabilidad de una entre siete de ser ruido de la Tierra, y se calcula que las falsas alarmas como la señal de abril aparecen cada 20 meses. Pero casi no hay duda de que S190814bv procede de fuera de nuestro planeta y, para detectar una falsa alarma parecida a S190814bv, el equipo de LIGO estima que habría que esperar más que la edad del universo.

«Es algo mucho más emocionante», afirma Christopher Berry, miembro del equipo de LIGO y físico de la Universidad Northwestern. «Es mucho más probable que sea real y eso significa que vale la pena invertir tiempo y esfuerzo».

Un triturador cósmico

LIGO y Virgo también rastrearon el origen de S190814bv hasta una franja ovalada del firmamento unas 11 veces más ancha que la luna llena, lo que posibilita un seguimiento por telescopio de posibles destellos luminosos. Instrumentos de todo el planeta y en la órbita han detenido sus observaciones habituales programadas para sumarse a la búsqueda y están publicando sus resultados en tiempo real.

«Resulta muy emocionante», afirma Aaron Tohuvavohu, científico de guardia de observación en el telescopio Swift de la NASA, que ha buscado destellos de rayos X y luz ultravioleta en la misma franja en la que se originó la señal de ondas gravitacionales. «Llevo toda la noche sin dormir, pero estoy contentísimo».

Si el Swift y otros telescopio observan el resplandor residual de la colisión detectada por LIGO y Virgo, sería todo un hito para la astronomía, ya que la luz permitiría a los científicos observar las entrañas de una estrella de neutrones por primera vez y quizá incluso probar los límites de la relatividad.

«Eso resultaría fantástico, un sueño para una teórica», afirma Vicky Kalogera, miembro del equipo de LIGO y física de la Universidad Northwestern.

Sin embargo, no hay que dar por hecho que los telescopios vayan a detectar algo. La teoría actual predice que las colisiones entre estrellas de neutrones y agujeros negros no siempre producen luz, dependiendo de la comparación entre las masas de ambos objetos.

Cuanto más iguales sean las masas del agujero negro y la estrella de neutrones, más tardará la estrella en hundirse en el agujero negro. Esto permite que ambos orbiten mucho más cerca el uno del otro, lo que da al agujero negro más oportunidades de destrozar con su gravedad la estrella de neutrones. Antes de que el agujero negro engulla este confeti resplandeciente, puede emitir luz que los telescopios podrían detectar.

Pero si el agujero negro es mucho más masivo que la estrella de neutrones, puede tragarse la estrella entera sin mucho alboroto, es decir, sin emitir luz. Kalogera sostiene que los científicos aún están peinando los datos de S190814bv para establecer los límites de la masa del agujero negro, lo que debería precisar la situación en la que se produjo el evento.

Evaluando la situación

Otra posibilidad más extraña es que el objeto más pequeño de S190814bv no sea una estrella de neutrones.

LIGO y Virgo clasifican las fusiones que observan según las masas estimadas de los objetos en cada colisión. Cualquier cosa por debajo del triple de la masa de nuestro sol se considera una estrella de neutrones. Cualquier cosa superior a cinco veces la masa de nuestro sol se considera un agujero negro. En este caso, se estima que el objeto más pequeño de S190814bv es inferior a tres masas solares.

Aunque en teoría pueden existir agujeros negros menos masivos, las mediciones del cosmos mediante rayos X aún no han detectado señales de su presencia. Del mismo modo, nuestras mejores teorías sobre las estrellas de neutrones apuntan a que, si son superiores a dos masas solares, colapsan y se convierten en agujeros negros. ¿Y si la brecha entre tres y cinco masas solares sencillamente refleja una brecha en nuestras observaciones y el objeto inferior de S190814bv es un agujero negro pequeño?

«En realidad este fenómeno podría desvelarnos dos misterios», afirma Berry. «Cuál es la masa máxima de una estrella de neutrones y cuál es la masa mínima de un agujero negro».

Los detalles de las ondas gravitacionales podrían permitir a los científicos averiguar la identidad del objeto más pequeño de S190814bv. Y si las mediciones posteriores captan un resplandor residual —que, según Kalogera, podría llevar tres semanas— prácticamente confirmaría que el objeto más pequeño es una estrella de neutrones.

Sea cual sea la señal, será una primicia, según Berry: «Es una situación en la que nadie pierde».

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2019/08/posible-deteccion-ligo-fusion-agujero-negro-estrella-neutrones

Un cometa verde y con anticola: los secretos de un fenómeno peculiar que se puede ver fácilmente

Estos días se puede disfrutar de este evento astronómico, mejor con ayuda de binoculares o telescopio y lejos de la contaminación lumínica

La última vez que fue visible desde la Tierra, hace 50.000 años, los neandertales todavía vivían en Europa. Luce un verde vistoso y cuenta con una anticola. Y además, casi se puede disfrutar a simple vista. Todas esas características hacen del llamado “cometa verde” (ha habido otros) un acontecimiento curioso que va un poco más allá del mundillo de los aficionados a la astronomía. “Es un hype [excesivo bombo] porque ahora todo lo es, pero lo cierto es que mola”, reconoce Javier Armentia, astrofísico y director del Planetario de Pamplona. “No todos los cometas presentan esa “anticola”, o más bien, normalmente no llega a ser observable ese fenómeno de que el material que se va del cometa quede iluminado; por otro lado, el color verde, no siendo tampoco inusitado, es llamativo”, resume el especialista. El cometa fue descubierto en marzo de 2022, hace menos de un año, por la Instalación Transitoria Zwicky (ZTF por sus siglas en inglés), de donde se deriva su verdadero nombre científico: C/2022 E3 (ZTF).

¿Por qué es verde? No es la primera vez que un cometa verde es visible desde la Tierra, como este que recogió la NASA en 2009. El color verde se produce únicamente en la envoltura de su cabeza (llamada coma), como un aura turquesa, provocada por la reacción de la luz ultravioleta y un gas carbónico que emana este objeto espacial, como se describió en este estudio de 2021 que trataba de explicar el fenómeno.

¿Qué es eso de la anticola? Aunque tampoco es el primero en lucirla, también tiene la peculiaridad de contar una anticola. Por ejemplo, el famoso Hale-Bopp lucía la suya a su paso en 1997. Las colas gemelas de un cometa a menudo son claramente visibles, gracias a que la estela de polvo refleja la luz del Sol y el gas dentro de la otra cola se ioniza, dándole un brillo tenue. Pero la tercera, la anticola, aparece en la dirección opuesta a lo esperable: una ilusión óptica que se ve cuando la Tierra cruza el plano orbital de un cometa. “En ese momento, el borde de la cola de polvo en forma de abanico del cometa parece una punta que apunta hacia el sol”, explica SpaceWeather.

¿Se puede disfrutar a simple vista? Más o menos. Paseando por el centro de una ciudad y mirando al cielo nocturno, sin más, es improbable que se vea. Lo ideal es, como siempre, alejarse de la contaminación lumínica en zonas rurales. “Es pequeñito, y aunque la gente está intentando convencer de que se ve, sin binoculares o telescopio no hay manera. Además, la Luna está creciente y en estos próximos días habrá más luz en el cielo y menos contraste”, advierte Armentia.

“Pasará cerca de la estrella Polar el 30 de enero y cerca de la brillante Capella el 6 de febrero, moviéndose con una velocidad angular muy rápida durante los días de mayor proximidad a la Tierra”, señala el astrofísico Josep Maria Trigo en The Conversation.

La NASA recuerda que “debería ser visible con un telescopio y probablemente con binoculares” los observadores en el hemisferio norte encontrarán el cometa en el cielo más tempranero, antes del amanecer, mientras se mueve rápidamente hacia el noroeste durante enero. Y se hará visible en el hemisferio sur a principios de febrero. La semana que viene será la ideal para observarlo. “No se espera que este cometa sea el espectáculo que el cometa NEOWISE fue en 2020, pero sigue siendo una oportunidad increíble para establecer una conexión personal con un visitante helado del lejano sistema solar exterior”, señala la NASA.

¿Cuánto se acerca? El 1 de febrero será cuando más se acerque a la Tierra. El cometa alcanzó su perihelio el 12 de enero, a una distancia de 166 millones de kilómetros y el máximo acercamiento a la nuestro planeta, el primero de febrero, estará a una distancia de solo 42 millones de kilómetros.

https://elpais.com/ciencia/2023-01-27/un-cometa-verde-y-con-anticola-los-secretos-de-un-fenomeno-peculiar-que-se-puede-ver-facilmente.html

La importancia científica de la primera foto del agujero negro

A más de 50 años luz de distancia, en el corazón de una gigantesca galaxia elíptica llamada Messier 87, una bestia colosal devora cualquier cosa que se le acerque demasiado. Estrellas, planetas, gas y polvo: ni siquiera la luz huye de las garras de este monstruo una vez cruza un umbral denominado horizonte de sucesos.

Ayer, un equipo de científicos desveló una imagen de ese objeto, un agujero negro supermasivo con la masa de 6.500 millones de soles. Esta imagen histórica, que se parece a un vacío circular rodeado de un anillo de luz desigual, es el primer vistazo de la silueta de un agujero negro, una foto que llega hasta el ineludible borde de las fauces del agujero negro.

La nueva imagen es el impresionante logro del proyecto Event Horizon Telescope, una colaboración global de más de 200 científicos que han empleado una red de observatorios repartidos por todo el mundo, desde Hawái al Polo Sur. Al combinarla, esta red actúa como un telescopio del tamaño de la Tierra y ha sido capaz de recopilar más de un petabyte de datos mientras observaba el agujero negro de M87 en abril de 2017. Los científicos tardaron dos años en montar la instantánea.

Hasta ahora, los humanos solo éramos capaces de ver pruebas indirectas de la existencia de los agujeros negros buscando estrellas que parecieran orbitar objetos extraños, captando la radiación procedente de la materia sobrecalentada que se arremolinaba hacia ellos u observando los energéticos chorros de partículas que salían de sus entornos tumultuosos.

«Hemos estudiado los agujeros negros durante tanto tiempo que a veces cuesta recordar que ninguno ha visto ninguno jamás», afirmó France Cordova, director de la Fundación Nacional para la Ciencia de los Estados Unidos durante la conferencia de prensa en Washington, D.C., en la que se anunció el logro del equipo.

«Nos complace poder anunciarles que hemos observado lo que creíamos inobservable», añadió Shep Doeleman, director del proyecto del Instituto de Astrofísica Harvard-Smithsonian. «Lo que observan es la prueba de un horizonte de sucesos… Ahora tenemos pruebas visuales de un agujero negro».

Seis estudios publicados ayer en Astrophysical Journal Letters describen esta hazaña observacional, el proceso mediante el cual se ha logrado y los detalles que revela la imagen. Una de las conclusiones principales es un cálculo más directo de la masa del agujero negro, que guarda una estrecha correlación con los cálculos derivados del movimiento de las estrellas que los orbitan. Los datos también aportan pruebas de cómo consiguen estos agujeros negros supermasivos desencadenar chorros de partículas tan colosales que viajan casi a la velocidad de la luz.

«Es impresionante, es casi aleccionador en cierto modo», afirmó Doeleman. «La naturaleza ha conspirado para permitirnos observar algo que creíamos que era invisible».

Una naranja en la luna

Inicialmente, el Event Horizon Telescope tenía el objetivo de obtener una imagen del agujero negro supermasivo en el núcleo de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Ese agujero negro, llamado Sagitario A*, es relativamente insignificante frente a M87, ya que contiene la masa de solo cuatro millones de soles. Como M87 es uno de los agujeros negros más próximos y grandes, el equipo decidió apuntar el telescopio hacia él, con la esperanza de comparar ambos monstruos.

Contemplar el corazón de nuestra galaxia resultó ser más complicado que observar el agujero negro del siguiente cúmulo de galaxias, por eso se ha publicado primero el retrato de M87.

En lugar de ser una sola instantánea, como las espectaculares fotos sacadas por el telescopio espacial Hubble, la imagen del EHT es el producto de un proceso denominado interferometría, que combina observaciones de múltiples telescopios para formar una imagen. Cuando las distintas antenas observan simultáneamente el mismo objetivo, los científicos pueden cotejar sus observaciones y «ver» un objeto como si utilizaran una sola antena gigante que abarcara la distancia entre dichos telescopios.

Para resolver el misterio de estos agujeros negros supermasivos —que son diminutos en comparación con las galaxias circundantes—, se necesitaba aprovechar la potencia de radiotelescopios de todo el planeta. Al final, seis observatorios en México, Hawái, Arizona, Chile y España apuntaron sus lentes al cielo y contemplaron M87, la galaxia más grande en el centro del cúmulo de Virgo. La red, que funciona como un telescopio del tamaño de la Tierra, puede observar objetos a solo una diezmilésima del tamaño angular de lo que Hubble puede observar.

«Aquello de lo que intentamos obtener una imagen es muy pequeño en el cielo», afirma Katie Bouman, de Caltech, integrante del equipo de imagen del EHT. «Es casi el mismo tamaño que intentar sacar una foto de una naranja en la luna».

Durante días, el equipo observó M87 en longitudes de ondas de radio cortas, porque las ondas de radio pueden atravesar los turbios velos de gas y polvo que rodean los centros galácticos. Durante el periodo de observación, en el que también incluyeron otros objetivos que no eran M87, el equipo acumuló tantos datos —cinco petabytes— que la única forma razonable de transmitirlos era enviando discos duros en lugar de enviarlos de manera digital.

«Cinco petabytes son muchísimos datos», afirma Dan Marrone, miembro del equipo de la Universidad de Arizona. «Es el equivalente a 5.000 años de archivos MP3 o, según un estudio que leí, toda la colección de selfis sacadas durante las vidas de 40.000 personas».

A continuación, como combinar observaciones de observatorios diferentes no es tarea fácil, cuatro equipos procesaron los datos de forma independiente, empleando algoritmos distintos y cotejándolos con modelos diferentes. Al final, las imágenes que produjo cada equipo fueron bastante similares, lo que sugería que las observaciones eran sólidas y que la foto final es la más precisa posible. Desde luego, apenas se distingue de las simulaciones que el equipo había producido el año antes de publicar la imagen.

«Es casi tal y como lo predijimos», afirma Sera Markoff, integrante del equipo del EHT de la Universidad de Ámsterdam. «Recuerdo que, por la noche, sacaba el móvil y miraba la foto».

El equipo tiene pensado compartir la imagen del agujero negro supermasivo más cercano a la Tierra, pero como Sagitario A* es más cercano, no esperan que esta imagen sea mucho más nítida que la que han publicado.

«M87 está casi 2000 veces más lejos, pero su agujero negro es casi 2000 veces más grande», afirma lord Martin Rees, de la Universidad de Cambridge, astrónomo real del Reino Unido. «Tienen el mismo tamaño angular en el cielo».

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2019/04/la-importancia-cientifica-de-la-primera-foto-del-agujero-negro

Constelación Acuario

La constelación Acuario (Aquarius) es una de las constelaciones más importantes por distintos motivos. En primer lugar es una de los 12 constelaciones del zodíaco, esto significa que está situada sobre la línea que sigue el Sol a lo largo de la esfera celeste.

Esto hace que sea también una de las constelaciones más antiguas y que apareciera ya en la lista de las 48 constelaciones que fueron catalogadas por el astrónomo griego Ptolomeo en el siglo II después de Cristo.

La constelación de Acuario es una de las más grandes, ocupa la décima posición entre las 88 constelaciones modernas cuando se ordenan de mayor a menor. En concreto, ocupa un área total en la esfera celeste de 980 grados cuadrados.

Esta constelación se encuentra en el zodiaco y concretamente en una zona que se conoce como el mar. Esto es debido a que en esta zona de la esfera celeste se encuentran distintas constelaciones que hacen referencia a motivos relacionados con el mar: la Ballena (Cetus), el Delfín, los Peces y el Eridano.

La constelación de Acuario está situada en el cuarto cuadrante del hemisferio sur y puede ser vista desde cualquier latitud inferior a los 65 grados norte.

Las constelaciones colindantes a Acuario son el Águila, Capricornio, la Ballena, el Delfín, el Caballito, Pegaso, los Peces, el Pez Austral y el Taller del Escultor.

Esta constelación es reconocible por su estrella más importante, Beta Aquarii, conocida también como Sadalsuud.

Algunos de los objetos astronómicos contenidos en esta constelación son los cúmulos globulares Messier 2 y Messier 72, así como el grupo de estrellas Messier 73. También se encuentran en esta constelación la nebulosa Saturno y la nebulosa de la Hélice.

Origen y mitología de la constelación de Acuario

La constelación de Acuario ya era conocida por los astrónomos de Babilonia. La civilización babilónica asociaba esta constelación con el dios Ea, representado a menudo con una vasija de la cual derrama agua.

En la época de la civilización babilónica, el solsticio de invierno tenía lugar durante el paso por la constelación de Acuario. Por este motivo, el período de tiempo que transcurría durante los días antes y después del solsticio de invierno se conocía como el camino de Ea. Los babilonios asociaban esta deidad con los efectos destructivos de las inundaciones recurrentes de los ríos Tigris y Eufrates.

En la civilización egipcia, la figura de Acuario tenía unas connotaciones más positivas. Los egipcios lo relacionaban con la inundación anual del Nilo. Según esta tradición, el inicio de la primavera venía marcada por Acuario, que sumergía su jarro en el río Nilo y provocaba así una inundación.

En la mitología griega, Acuario se identificaba con Ganimedes, un héroe divino hijo de Tros, rey de Dardania. El mito dice que Ganimedes fue raptado por Zeus para convertirlo en el copero encargado de servir a los dioses del Olimpo. En algunas versiones, la constelación de Acuario aparece simplemente como una vasija que derrama agua en dirección a la constelación del Pez Austral.

Estrellas de Acuario

A pesar de estar situada en el zodiaco, una zona abundante en estrellas, la constelación de Acuario no contiene una gran cantidad de estrellas brillantes. Tan solo las estrellas Alpha Aquarii y Beta Aquarii tienen una magnitud aparente inferior a 3.

Beta Aquarii

La estrella Beta Aquarii se conoce también como Sadalsuud y se encuentra a 540 años luz del sistema solar. Es una supergigante amarilla de magnitud aparente igual a 2.87 y se estima que tiene una masa igual a 6 veces la masa del Sol.

Alpha Aquarii

Alpha Aquarii se conoce también como Sadalmelik, que en árabe significa suerte del rey. Es la segunda estrella más brillante de la constelación de Acuario, con una magnitud aparente de 2.94. 

Igual que Beta Aquarii, este estrella es una supergigante amarilla, un tipo de estrella poco común. Se encuentra situada a 520 años luz del sistema solar.

Gamma Aquarii

Gamma Aquarii tiene una magnitud aparente de 3.85 y es también una de las estrellas más brillantes de la constelación de Acuario después de las dos anteriormente mencionadas.

La estrella Gamma Aquarii se conoce también como Sadachbia, que significa estrella afortunada de las viviendas. Esta es una estrella binaria situada a 158 años luz del sistema solar.

Delta Aquarii

Delta Aquarii es la tercera estrella más brillante de la constelación de Acuario. Tradicionalmente ha recibido el nombre Skat, que en árabe significa pierna. Esta estrella tiene una magnitud aparente de 3.3 y está situada a 113 años luz del sistema solar.

Zeta Aquarii

Zeta Aquarii es un sistema estelar formado por dos estrellas, aunque según algunas observaciones podría estar formado por tres estrellas. Su nombre tradicional es Sadaltager, que en árabe significa la suerte del mercader.

La magnitud aparente de este sistema es 3.65 y se encuentra a 92 años luz de la Tierra.

Otras estrellas

La estrella más cercana de la constelación de Acuario es EZ Aquarii, un sistema estelar formado por tres enanas de tipo M, situada a solo 11.3 años luz del sistema solar.

Una de las características importantes de la constelación Acuario es que se han detectado una gran cantidad de exoplanetas en sus estrellas. Esto incluye, por ejemplo, la estrella Gliese 876. Esta estrella está situada a solo 15.3 años luz de la Tierra. Se ha detectado que existen 4 planetas orbitando alrededor de esta estrella.

Otro caso es el de la estrella Gliese 849, alrededor de la cual orbitan dos planetas de un tamaño similar a Júpiter.

También existe un sistema formado por como mínimo cuatro planetas alrededor de la estrella HD 215152. Por último, en 2017 se descubrió un sistema planetario formado por siete planetas terrestres alrededor de la estrella enana TRAPPIST-1.

Aparte de estos sistemas multiplanetarios se conocen hasta 14 estrellas más en la constelación de Acuario con por lo menos un planeta orbitando a su alrededor: HD 222582, HD 220689, HD 212771, HD 206610, HD 210277, 91 Aquarii, WASP-6, WASP-47, WASP-69, WASP-70A, WASP-75, WASP-147, WASP-165 y WASP-177.

Lluvias de meteoros

Existen distintas lluvias de meteoros que tienen lugar en la constelación de Acuario. Las lluvias de meteoros de definen por su radiante, que es el punto en el cual parece converger todas las estrellas fugaces.

Entre ellas las más importantes son las Eta Acuáridas (η-Acuáridas), que tienen lugar entre el 19 de Abril y el 28 de Mayo y son debidas a partículas que se separaron hace años del cometa Halley.

Otra lluvia de meteoros importante son las Delta Acuáridas (δ-Acuáridas). Puede distinguirse entre las Delta Acuáridas del Norte y las del Sur. Las Delta Acuáridas del Norte pueden verse entre el 15 de Julio y el 25 de Agosto mientras que las del Sur tienen lugar del 12 de Julio al 19 de Agosto. Esta lluvia de meteoros se originó debido al grupo de cometas Marsden y Kracht.

Por último, existen también las Iota Acuáridas (ι-Acuáridas) del Norte, visibles entre el 11 y el 31 de Agosto y las Iota Acuáridas del Sur, visibles del 25 de Julio al 15 de Agosto.

Aparte de estas lluvias de meteoros también se conocen las Gamma Acuáridas, las Kappa Acuáridas y las Tau Acuáridas.

Objetos del espacio profundo

Existen varios objetos interesantes situados en la zona de la constelación de Acuario. Entre ellos destacan los objetos de Messier 2, 72 y 73, la nebulosa Saturno y la nebulosa de la Hélice, y también la galaxia enana de Acuario y la galaxia espiral NGC 7727.

Los objetos Messier 2 y 72 son dos cúmulos globulares, es decir, agrupaciones de estrellas que orbitan alrededor de una galaxia. Se estima que Messier 2 llega a contener cerca de 150000 estrellas y que tiene una extensión de 175 años luz. Este objeto del espacio profundo se encuentra a 55000 años luz de la Tierra. Por su parte, el objeto Messier 72 se encuentra a 52000 años luz de la Tierra y tiene un diámetro de 106 años luz.

El objeto Messier 73 fue descubierto por Charles Messier en 1780 y clasificado como un cúmulo de cuatro estrellas. Inicialmente se creyó que las cuatro estrellas formaban parte de un mismo grupo. Observaciones posteriores han concluido que en realidad hay una gran distancia entre las estrellas de Messier 73 y que se mueven en direcciones distintas. Solo desde nuestra perspectiva se observan como un cúmulo.

Otros dos objetos interesantes en la constelación de Acuario son la nebulosa Saturno y la nebulosa de la Hélice. La nebulosa Saturno fue descubierta por William Herschel en 1782 y recibe este nombre por su apariencia que recuerda al perfil del planeta Saturno. La nebulosa de la Hélice fue descubierta en 1824 y es una de las más cercanas a la Tierra. Debido a su apariencia similar a un ojo es también conocida como el ojo de Dios.

También pueden verse algunas galaxias en la constelación de Acuario. Una de ellas es la galaxia enana de Acuario, una galaxia irregular que pertenece al Grupo Local (el grupo de galaxias al que pertenece también la Vía Láctea).

Otra galaxia en esta constelación es la NGC 7727, interesante por su forma de galaxia espiral amorfa que indica que probablemente es el resultado de la fusión entre dos galaxias.

Hay también otra galaxia en esta constelación que es el resultado de la colisión entre dos galaxias. Esta galaxia es la NGC 7252 y se conoce también con el nombre Átomos por la paz porque su forma recuerda el diagrama de un electrón orbitando alrededor del núcleo de un átomo.

Fuente: https://www.planetario.net/constelacion-acuario/

Un agujero negro supermasivo vuelve a dar la razón a Einstein

Un análisis detallado del agujero negro supermasivo del núcleo de nuestra galaxia es el último intento de llevar al límite nuestros conocimientos de la gravedad.

¿Qué ocurre cuando una estrella tiene un encuentro cercano con un agujero negro supermasivo? Que da a los astrónomos la oportunidad de poner a Einstein a prueba.

Mediante el estudio del comportamiento de una estrella que da vueltas alrededor del agujero negro del centro de nuestra galaxia, los científicos han confirmado que el intenso campo gravitatorio del objeto frena la luz estelar y provoca un retraso perceptible en su viaje a través del cosmos. Esta medición es la mejor manera de poner a prueba una de las predicciones fundamentales de la teoría de la relatividad general de Einstein, que sugiere que la luz perderá energía al intentar desplazarse a través un campo gravitatorio extremo.

«Este tipo de experimento es la primera prueba directa del funcionamiento de la gravedad cerca de un agujero negro supermasivo», afirma Andrea Ghez, astrónoma de la Universidad de California en Los Ángeles cuyo equipo ha publicado los resultados en la revista Science. «La gravedad es importantísima, tanto para la comprensión del universo como en nuestras vidas cotidianas».

Algún día, los astrónomos esperan hallar pruebas de que la relatividad general no funciona en entornos gravitatorios extremos, ya que eso daría cabida a la posibilidad de nuevos tipos de físicas que podrían resolver algunos de los grandes misterios de nuestra comprensión del universo.

Con todo, por ahora parece que Einstein estaba en lo cierto (otra vez) y que las teorías alternativas de la gravedad, entre ellas una desarrollada por Isaac Newton, quedan descartadas.

Un conjunto de datos enorme

Como describe la relatividad general, lo que percibimos como gravedad es el resultado de la masa de un objeto que curva el tejido del espacio-tiempo. La teoría también sostiene que la gravedad afecta incluso a la luz y que los objetos muy masivos distorsionan cualquier luz que se desplace en torno a ellos. La observación más famosa del efecto se produjo durante un eclipse solar en 1919, lo que convirtió la relatividad general en un pilar de la ciencia.

Por eso los astrónomos están tan emocionados con el cúmulo de estrellas que orbita el agujero negro supermasivo del núcleo de nuestra galaxia, un monstruo con la masa de cuatro millones de soles denominado Sagitario A*, o SgrA* para abreviar. Este gigante se encuentra a unos 26 000 años luz de la Tierra y se oculta tras un telón de gas y polvo.

La estrella de este espectáculo se llama S0-2 y pasa a toda velocidad alrededor del agujero negro supermasivo de la Vía Láctea, completando una órbita ovalada en solo 16 años. En su acercamiento máximo a SgrA*, la estrella atraviesa el estrella a aproximadamente 25 millones de kilómetros por hora, o casi el tres por ciento de la velocidad de la luz.

«Estas cosas cambian en una vida humana», afirma Ghez. «Las constelaciones que observamos han sido las mismas durante toda la historia humana. Pero en el centro de la galaxia, como reina un campo gravitatorio tan intenso, las estrellas se mueven».

Como su órbita es ovalada, la S0-2 pasa de estar muy cerca a estar muy lejos del agujero negro central de la galaxia. Ghez y sus colegas querían estudiar el acercamiento máximo de la S0-2 a Sagitario A*, que se produjo en mayo del año pasado. Entre marzo y septiembre, el equipo tomó mediciones precisas del movimiento de la estrella por el espacio empleando una serie de telescopios en Chile y en el volcán hawaiano Mauna Kea.

«Hay que conocer la forma de la órbita de forma inequívoca», afirma Ghez. «En su máximo acercamiento, cuando la estrella experimenta el campo gravitatorio más intenso, es donde se puede poner a prueba la teoría de la relatividad general de Einstein».

Los científicos añadieron esos últimos datos a un conjunto de observaciones recopiladas desde 1995. La información combinada les permitió computar la órbita completa de la S0-2 en tres dimensiones.

La explicación sencilla es que, cuando la S0-2 está más cerca de SgrA*, el agujero negro actúa como un badén y ralentiza la luz de la estrella conforme se desplaza por el cosmos. El efecto se manifiesta en forma de estiramiento de la luz de la S0-2 hacia longitudes de onda más rojas y menos energéticas.

«Básicamente, el desplazamiento al rojo gravitatorio está codificado en la espectroscopia», explica Ghez, que indica que la luz de la estrella S0-2 se ralentiza unos 201 kilómetros por segundo, algo que predicen las ecuaciones de Einstein para un objeto con el peso gravitacional de SgrA*. Además, el trabajo determina con mayor precisión la masa y la distancia de SgrA*.

Los científicos ya habían puesto a prueba de esta forma la relatividad general. Los campos gravitatorios más débiles de nuestro propio sistema solar y en torno a los cadáveres giratorios de las estrellas, denominados púlsares, poseen el mismo efecto. Los satélites de posicionamiento global deben ajustarse continuamente por los efectos relativistas de la gravedad de la Tierra y, sin dichas correcciones, uno no podría desplazarse con una aplicación de mapas.

Asimismo, el equipo GRAVITY, con sede en el Instituto Max Planck de Física Extraterrestre de Alemania, ha estudiado durante décadas el centro de la galaxia y el año pasado, la colaboración anunció que había detectado ese mismo desplazamiento al rojo gravitatorio en la luz de la S0-2 descrito por el equipo de Ghez.

Las dos mediciones coinciden, lo que apunta a que la gravedad concuerda con la teoría de Einstein en lugar de con un modelo newtoniano, pero difieren en los detalles. Ghez sospecha que los errores sistemáticos provocados por el instrumental y los marcos de referencia explican las disparidades y, según ella, mientras los equipos siguen estudiando el centro galáctico, será cada vez más importante eliminar dichos errores.

Frank Eisenhauer, investigador principal de GRAVITY, afirma que es maravilloso ver nuevas mediciones independientes y la confirmación del desplazamiento al rojo gravitatorio. Para él, los resultados demuestran que la bestia supermasiva del centro de nuestra galaxia sigue siendo un punto importante para descifrar la física de los agujeros negros y la teoría de la gravedad.

«El futuro de la investigación del centro galáctico es muy prometedor», afirma.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2019/07/agujero-negro-supermasivo-da-la-razon-einstein-relatividad-general